EL pasado lunes el presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó una nueva ley que prohibe a todos los adultos promover las relaciones entre personas del mismo sexo. Así, aumentan las restricciones hacia la comunidad LGBTIQ+.
La censura de Rusia hacia la comunidad
Según lo publicado en DW, la ley prohíbe la "propaganda de relaciones sexuales no tradicionales". También la pedofilia y la reasignación de género en público y en los medios de comunicación, internet, publicidad, literatura y el cine.
La ley considera propaganda LGBTIQ+: "la difusión de información o acciones públicas dirigidas a la formación de actitudes sexuales no tradicionales. También su atractivo y de ideas distorsionadas de la equivalencia social de las relaciones sexuales tradicionales y no tradicionales".
Quienes infrinjan la ley conocida como anti-LGBT, tendrán que pagar multas que van desde 100.000 rublos, unos 1.600 euros, hasta 10 millones de rublos (160.500 euros). Un endurecimiento de la ley actual, ya que ahora amplía a los adultos la prohibición de la "propaganda LGBTI", que ya se aplicaba a menores.
Así, la prohibición ha sido respaldada por el regulador de los medios de comunicación, Roskomnadzor, quien ya ha eliminado o bloqueado más de 7.200 sitios web, ya que le otorga nuevos instrumentos para perseguir a los que se benefician de lo que las autoridades califican de “propaganda” LGBT, según lo informado por Infobae.
Por su parte, las asociaciones de defensa de la comunidad han criticado duramente esta ley que promueve y fomenta la homofobia en el país. Así lo sentenció las organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional.
Sin duda una medida que atenta contra las libertades individuales de los ciudadanos rusos y quienes visiten el país. Con un proyecto restrictivo y arbitrario, el que sentencia, de igual forma, trastornos -como la pedofilia- con orientaciones e identidades sexuales diversas que están lejos de la pederastia.