Eran las 03:34 de la mañana de un 27 de febrero de 2010. Un terremoto sacudió a gran parte de Chile por casi cinco minutos, botando edificios, provocando maremotos, asustando a la población y dejando cientos de víctimas fatales.
Así, quedó en la memoria el llamado 27F, un terrible movimiento sísmico que no solo dejó lamentables consecuencias, sino que también enseñanzas para un país sísmico, pero que estaba carente de información sobre estos fenómenos naturales.
Lamentables cifras
Los 8,8 grados en la escala de Richter que registró este terremoto, con epicentro en el océano Pacífico, frente a las localidades de Curanipe y Cobquecura, provocó tremendos daños en la infraestructura de grandes ciudades y pequeños pueblos, desde las regiones de Valparaíso a la Araucanía.
Los mayores daños fueron en El Maule y Biobío en cerca de 500.000 viviendas y dejando 2.000.000 de damnificados. Pero la mayor pérdida fue la humana. Según el Ministerio del Interior, exponiendo una lista actualizada al 31 de enero de 2011, fueron 524 los fallecidos. La Onemi, respondiendo a una solicitud de transparencia realizada por este medio, cifra en 521 muertos.
Además, según un artículo del Servicio Médico Legal (SML), publicado en la revista “Investigación forense II” en agosto de 2013, indicó que hubo 547 decesos y 46 personas desaparecidas.
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Noticia mundial
Ante tal magnitud y sus resultados, Chile fue portada en prácticamente todo el mundo, apareciendo en diarios y estando presente en los noticiarios centrales.
Las imágenes que dejó este momento impactaron al mundo. Y cómo no, si los chilenos no se habían enfrentado a sismo tan fuerte desde 1960, con epicentro en Valdivia.
Desde diferentes partes del mundo se buscaba información nueva, por medio de contacto con chilenos para saber en primera persona cuáles era las sensaciones y testimonios de chilenos inmigrantes para palpar el significado de este terremoto en sus familias.
Las palabras de calma de la presidenta Bachelet fueron tomadas por los medios internacionales, las cuales no coincidían con las imágenes que daban la vuelta al mundo.
Así han pasado 11 años del terremoto y tsunami del 27 de febrero, día que los millones de chilenos y chilenas recordarán por siempre, tanto por sus consecuencias, como por sus enseñanzas.