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Papá de Tamara en contra del Estado: "Tiene las manos manchadas con sangre"

Raúl Moya, padre de la pequeña Tamara, asegura que conoce la identidad del autor del disparo que le quitó la vida a su hija.

Tamara (1)

Este lunes, Raúl Moya y Scarlett Ahumada, padres de los niños Tamara e Itan, asesinados en “encerronas” ocurridas en Huechuraba y Maipú, se reunieron en el Palacio de La Moneda con el Presidente Sebastián Piñera para exigir que se "reinstale en el Congreso la discusión de la pena de muerte". 

Siguiendo con este tema, en radio Futuro, el padre de la pequeña Tamara señaló que "no puede haber crimen más atroz que quitarle la vida a un ser tan indefenso".

"En el caso de mi hija fue con total alevosía, fue a quema ropa, fue intencional. Yo sé que mi hija no va a volver, pero la clase de bestias que hace esto, tienen que saber que se están jugando el pellejo. El Estado de Chile es también en parte responsable del crimen de mi hija. El Estado de Chile tiene las manos manchadas con sangre”, asegura Raúl Moya.

Junto a esto, el padre de la niña fallecida señaló: “El presidente nos dio sus condolencias y nos ofreció toda clase de ayuda jurídica y psicológica, de terapia. Pero cuando me hablan de terapia, la única terapia que me sirve es que hagan justicia. No pretendo evadir este dolor, pero para poder enfrentarlo con paz en el alma, espero que esta gente caiga. Todavía andan sueltos en las calles. Todavía pueden lastimar a más gente”, agrega.

Autor del disparo

Moya asegura que conoce la identidad del autor del disparo que le quitó la vida a la pequeña Tamara: “Ayer estuvimos en la Brigada de Homicidios y me pidieron que no interfiriera en la investigación, pero lo dicho…dicho esta”.

Tamara Moya

“Tomamos contacto con los medios porque en Chile es la única forma de exigir justicia. Es una campaña de relaciones públicas macabra. Estamos prácticamente haciendo publicidad  del atroz homicidio de mi hija, porque es la única forma de presionar al Gobierno para hacer cambios, la única forma de presionar a la policía, de presionar a los fiscales. De lo contrario mi hija sería simplemente una estadística. Ella era una niña inocente, buena dulce, no merecía tener el final que tuvo”, señala.

 


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