La respuesta que muchos buscaban. Después de siglos de lágrimas en la cocina, un grupo de investigadores de la Universidad de Cornell (EE.UU.) asegura haber encontrado una solución sencilla —y comprobada— para evitar el llanto al cortar cebolla.
El estudio en cuestión explicó que el método está en el uso del cuchillo y no en la cebolla en sí.
La forma correcta de cortar cebolla sin llorar
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), determinó que usar un cuchillo bien afilado y cortar lentamente es la clave para reducir al mínimo la liberación del gas irritante que provoca las lágrimas.
Los científicos explicaron que al cortar una cebolla se libera propanetial S-óxido, un gas que irrita los ojos al reaccionar con la humedad. Según el físico Sunghwan Jung, coautor de la investigación, “la velocidad del rocío es mucho mayor que la velocidad del cuchillo”, lo que significa que los movimientos bruscos o herramientas desafiladas aumentan la presión dentro de las capas de la cebolla, liberando una mayor cantidad de gas.
En cambio, los cortes lentos y precisos con un filo limpio permiten que el gas se disperse de manera más controlada, manteniendo el “rocío” por debajo del nivel de los ojos y evitando así el característico escozor.
Además, el estudio derribó uno de los mitos culinarios más populares: congelar o enfriar las cebollas antes de cortarlas no sirve para evitar el llanto. Los experimentos mostraron que la temperatura no altera la liberación del gas y, en algunos casos, incluso puede intensificar el efecto irritante.
“El enfriamiento no marcó una diferencia significativa; en ocasiones lo volvió peor”, señalaron los investigadores.
En resumen, la ciencia confirmó que el truco más efectivo no requiere trucos extraños ni inventos costosos. De hecho, solo basta con mantener el cuchillo afilado y tomarse el tiempo para cortar con calma. Una solución tan simple como precisa para convertir el arte de cocinar cebollas en una experiencia sin lágrimas.
