Un día como hoy, hace 48 años, Elvis Presley ofrecía su última actuación en vivo. Fue en el Market Square Arena de Indianápolis, ante más de 18.000 personas que presenciaron lo que sería el adiós definitivo del Rey del Rock and Roll.
Vestido con su clásico traje blanco adornado con brillantes, Elvis apareció en el escenario con una sonrisa intacta y el carisma que lo había convertido en ícono global. A sus 42 años, y pese a los rumores sobre su salud, el cantante de Memphis mantenía su capacidad para hipnotizar a las multitudes con una voz que aún estremecía.
Una despedida emotiva y un repertorio inolvidable
Desde el primer acorde de See See Rider, quedó claro que Presley estaba dispuesto a entregar una noche memorable. El setlist recorrió varios de sus grandes éxitos: Love Me Tender, Heartbreak Hotel y Suspicious Minds desataron la ovación del público, que coreaba cada tema como si fuera la última vez.
A lo largo del concierto, algunos comenzaron a notar signos de agotamiento en el intérprete. Sin embargo, su entrega no decayó. Elvis Presley se mantuvo conectado con el público hasta el final, cuando se despidió con su tradicional gesto de tocarse el corazón, en señal de gratitud.
"Fue un espectáculo conmovedor. Lo vimos sonreír, lo vimos brillar. Nadie imaginó que sería la última vez", recordarían luego asistentes y músicos presentes aquella noche.
El último adiós de Elvis Presley
Solo dos meses después, el 16 de agosto de 1977, Elvis fue encontrado sin vida en su casa de Graceland. La noticia conmocionó al mundo entero y puso fin a una era marcada por su figura imponente en la cultura popular.
El concierto en Indianápolis quedó inmortalizado como su despedida oficial. No hubo álbum ni transmisión televisiva de ese show, pero permanece en la memoria de sus seguidores como una noche en la que, pese al desgaste físico, el Rey volvió a dejar claro por qué cambió la historia de la música para siempre.
