En el marco del Festival Puerto de Ideas Antofagasta, la reconocida actriz y exministra de Cultura, Paulina Urrutia, entregó un conmovedor testimonio sobre su experiencia enfrentando el cáncer de mama triple negativo, así como el duelo por la enfermedad y posterior fallecimiento de su esposo, el periodista Augusto Góngora.
Durante su taller "La ciencia de las emociones", Urrutia, de 56 años, reflexionó con franqueza sobre su proceso de salud y el significado de las emociones en la vida cotidiana. "Ustedes dirán. ¿Qué está hablando esta galla de la felicidad? Digamos que no soy el símbolo de la felicidad de Chile. ¿No? 'La viuda de Chile'. Ustedes conocen mi historia personal. Y ahora, más encima, vengo recién operada, con una bolsita aquí, que es un drenaje. Me acabo de operar por segunda vez, hace poco, entonces parece que se equivocaron de expositora", expresó con honestidad y humor.
La actriz también compartió su visión sobre el trato que damos a las emociones en la sociedad chilena. "En Chile no somos tiernos. Es una emoción de la que tenemos poca percepción. ¿Y por qué? Porque no la practicamos. Salvo con nuestros animales, con nuestra familia cercana, pero no somos atentos, cariñosos, cuidadosos".
"Son emociones que hoy día se han perdido, y eso es la vida. (…) Todos buscamos ser felices. Un poquitito, en algún momento. Es un anhelo. Un propósito", agregó, cuestionando además la forma en que muchas veces se deslegitiman las respuestas emocionales: "¿Ustedes nunca han escuchado eso de los científicos? Dicen: '¿Ay, por qué esas respuestas tan emocionales?'; '¡Déjate de ser dramática!'; '¡Basta de drama!'. Además, nos han convencido de que hay emociones buenas y malas (...) Está claro que no".
Respecto a su diagnóstico, Urrutia también enfrentó críticas dolorosas. "Lo más doloroso ha sido cuando la gente me dice: 'Es que usted ha sufrido tanto que tenía que darle cáncer'. Como si el sufrimiento fuera algo que hay que pagar con enfermedad. Todos sufrimos. Todos deberíamos estar con cáncer si fuera así. Hay que dejar de exigir que las personas ‘sanen’ para ser aceptadas. Sanar no siempre es posible, y morir también es parte de la vida".
Actualmente en recuperación, Paulina Urrutia sigue trabajando en charlas y talleres, con el amor como impulso vital. "Hoy mi vida se mueve por el anhelo. La fuerza del amor es el estado que nos impulsa a seguir viviendo (…) Y aquí seguimos, dándole como mono porfiado".