El 22 de abril de 1989, Madonna alcanzaba el número uno en el Billboard Hot 100 de Estados Unidos con Like a Prayer, uno de los temas más emblemáticos de su carrera.
El single se mantuvo tres semanas en la cima y también dominó los rankings en Reino Unido y en varios mercados internacionales.
Compuesta y producida junto a Patrick Leonard, Like a Prayer marcó un giro hacia un enfoque más personal y maduro en la obra de Madonna.
La artista sentía que su música debía atraer a un público más adulto y en esa línea desarrolló un tema que combina pop rock con influencias góspel, coros potentes y guitarras eléctricas.
La canción presenta una narrativa sobre una joven apasionada y enamorada de Dios, utilizando textos litúrgicos recontextualizados para generar un doble sentido. La crítica especializada aclamó el tema, considerándolo uno de los más destacados de la artista.
Publicaciones como Rolling Stone, NME y Blender la incluyeron en sus listas de las mejores canciones de todos los tiempos.
El videoclip que generó controversia mundial
El videoclip de Like a Prayer, dirigido por Mary Lambert, amplificó el impacto cultural del sencillo, pero también desató una gran polémica.
En el video, Madonna es testigo del asesinato de una mujer por parte de supremacistas blancos. Un hombre negro es arrestado erróneamente, y ella, refugiada en una iglesia, busca fuerza espiritual para testificar a su favor.
El video incluye potentes imágenes como estigmas, cruces ardiendo —que evocan al Ku Klux Klan— y la representación de un santo negro, a quien Madonna besa en un sueño. Estas escenas provocaron la condena del Vaticano y protestas de organizaciones religiosas y familiares, quienes boicotearon la transmisión del clip.
La controversia también alcanzó a Pepsi, que había utilizado Like a Prayer en un comercial protagonizado por Madonna.
Tras las críticas, la empresa canceló su contrato publicitario con la cantante, aunque respetó el pago de cinco millones de dólares acordado previamente.
Más allá de la controversia, Like a Prayer consolidó a Madonna como una figura capaz de romper barreras artísticas y culturales, reafirmando su impacto en la música y en la sociedad de fines de los años 80.