El SERNAC realizó un estudio en tiendas de Santiago y Valparaíso con el objetivo de detectar el llamado “impuesto rosa”, o diferencias de precios por productos de igual función y características, dependiendo del género.
Pink Tax
Se llama impuesto rosa (del inglés pink tax), impuesto de género (gender tax) o también “tasa invisible”, al costo extra de productos y/o servicios cuando son destinados al público femenino, en especial cuando son funcionalmente idénticos a sus equivalentes destinados a los hombres y, en consecuencia, la diferencia no puede vincularse a un mayor costo de producción u otro atributo y nacen usualmente de estereotipos de género.
El concepto de "impuesto rosa" se acuña en la década de 1990 en California, Estados Unidos bajo el nombre de “impuesto a la mujer” y se relaciona a que muchas veces la principal diferencia del producto radica en ser de color rosa, como es el caso emblemático de las máquinas de afeitar desechables.
Diferencias de precios por género
“Si bien hemos visto un ajuste en las prácticas, todavía existen ejemplos en que las mujeres pagan más por productos de igual función. Sólo por el color destinado a su género. Lo que también es preocupante es que hay productos que tienen menos cantidad para ellas que para ellos y las empresas deberán explicar a qué se debe esa diferencia”, afirmó.
Explica que, si bien las diferencias de precios de los productos no es necesariamente una infracción a la Ley del Consumidor; las empresas deben generar buenas prácticas en un ámbito que es de vital importancia, como la igualdad de género.
“Aunque es natural que existan diferencias de precios en los productos, en los tiempos actuales es difícil justificar que un producto con idéntica función, sea más caro para un género que otro”, enfatizó.
Por su parte, la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Mónica Zalaquett, valoró el estudio e indicó: “que haya precios diferenciados por género es una clara discriminación contra de las mujeres afecta sus derechos y genera un impacto negativo en su economía; ya que por el mismo producto ellas pagan más que los hombres. Los estudios del SERNAC permitieron visibilizar esta realidad y la diferencia en los precios de los productos, que en el año 2019 eran de un 24%, hoy se ha reducido a un 6,7%. Una brecha que si bien es menor, sigue siendo inaceptable”.