Poeta punk, artista visual y una de las voces más potentes surgidas del rock americano: Patti Smith es una fuerza de la naturaleza que nos recuerda que la rabia puede ser hermosa.
La inglesa Kate Bush es una fuente de inspiración inagotable: su pop desafiante, su imponente presencia escénica y la ambición de su propuesta han inspirado a solistas y bandas por décadas.
Quienes creen que el rock es asunto de hombres, seguramente no han profundizado en la historia de The Runaways y en la posterior carrera solista de Joan Jett junto a sus Blackhearts. La eterna heroína enfundada en cuero llega blandiendo su guitarra con esta declaración de principios: “I Love Rock and Roll”.
Debbie Harry es más que la cantante de Blondie. Es un símbolo pop surgido de las entrañas de la escena neoyorquina de los setenta. Un faro inspirador que hasta hizo historia con el rap visionario de “Rapture”.
Desde comienzos de los noventa, Tori Amos inspiró a cientos de compositoras frente al piano. Heredera natural de Kate Bush, la fuerza interpretativa y la destreza musical de la estadounidense han configurado una formidable discografía, que celebramos con “Cornflake Girl”.
Junto a Tori Amos y PJ Harvey, Björk es la tercera musa que vino del rock alternativo para iluminar la década de los noventa. Desde Islandia, aportó con una visión creativa que se expandió al cine, a plataformas digitales y al diseño, mientras su música jamás perdía el ingrediente lúdico: qué mejor ejemplo que “It´s Oh So Quiet”.
Punk, new wave, rock gótico, pop caleidoscópico: los ecos de Siouxsie and the Banshees se escuchan en muchas esquinas musicales. Una estética y una ética que convirtieron a Siouxsie Sioux en el ícono que adoramos en clásicos como “Peek-a-boo”.
Si en los noventa hubo una mujer que convirtió la rabia en himnos generacionales, fue la canadiense Alanis Morissette. La angustia existencial quedó plasmada en canciones explosivas, como “You Oughta Know”, y también en baladas majestuosas como “Uninvited”.
El pop chileno tuvo un punto de inflexión con Nicole y el éxito espectacular de su disco “Esperando nada” en 1994. Guía y referente para las nuevas generaciones, la cantante ha sabido explorar y generar un sólido cuerpo de trabajo. Su último disco “Panal” es una reflexión sobre la maternidad, la memoria y la pérdida que conmueve en canciones como “Baila”.
La imagen andrógina de Annie Lennox al frente de Eurythmics impuso una estética perfecta para la fábrica de grandes canciones del dúo. Una de las mejores voces de su generación, el poder de Lennox estaba intacto para la reunión de la banda en 1999: ahora salvaban al planeta pop con “I Saved the World Today”.
Shirley Manson llegó de Escocia para darle alma, voz y cuerpo al laboratorio sónico de tres sesudos productores americanos: Garbage recicló conceptos con ingenio, talento y el carisma magnético de Manson, quien coquetea descaradamente en “Cherry Lips (Go Baby Go)”.
Junto al genio del guitarrista Lindsay Buckingham, el motor de la etapa imperial de Fleetwood Mac reside en las voces y canciones de Christine McVie y Stevie Nicks. Esta última, llamada alguna vez la Reina Regente del Rock & Roll, escribió esta maravilla llamada “Silver Springs”, que dedicó a su mamá, quien la bautizó como su “canción para días lluviosos”. Un círculo perfecto en Concierto.