El mundo del cine sigue conmocionado por la muerte de Rob Reiner, y entre las múltiples reacciones destacó la del director Martin Scorsese, quien rindió un sentido homenaje a su amigo y colega a través de un ensayo publicado en The New York Times.
Scorsese y Reiner se conocieron a comienzos de los años 70, en encuentros donde convergían comediantes, actores y cineastas. Desde entonces, forjaron una relación marcada por la complicidad creativa, el humor y una profunda admiración mutua.
Un vínculo forjado en el humor y la afinidad
“Rob Reiner era mi amigo, y Michele también. De ahora en adelante, tendré que usar el tiempo pasado, y eso me llena de profunda tristeza”, escribió Scorsese, aludiendo también a la esposa de Reiner. En su texto, el director evocó esa conexión inmediata que surgió entre ambos.
“Éramos, en cierto modo, inmigrantes del este. Rob era puro humor neoyorquino, lo respiraba”, recordó, destacando una afinidad natural que se tradujo en largas conversaciones, risas compartidas y una forma similar de mirar el mundo.
Un talento sin estridencias
Martin Scorsese describió a Reiner como alguien profundamente carismático, pero lejos del protagonismo forzado. “Era divertidísimo, a veces mordazmente gracioso, pero nunca fue el tipo de persona que se apoderaba de la sala”, escribió.
También resaltó su libertad creativa, su capacidad de disfrutar el momento y una risa inconfundible que llenaba cualquier espacio, según consigna Rock & Pop.
El recuerdo en el Lincoln Center y “El Lobo de Wall Street”
Entre los recuerdos más entrañables, Scorsese mencionó un homenaje a Reiner en el Lincoln Center. Esta, donde una parodia presentada por Michael McKean provocó una carcajada tan potente de Rob que se escuchó en todo el auditorio.
El cineasta también recordó su decisión de convocarlo para "El Lobo de Wall Street", donde Reiner interpretó al padre de Jordan Belfort. “Trabajaba de maravilla con Leo y el resto del equipo”, escribió, subrayando la sensibilidad con la que comprendía a su personaje: un padre orgulloso, pero consciente del destino de su hijo.
Una despedida cargada de humanidad
Para cerrar, Scorsese compartió una imagen íntima y luminosa para enfrentar el duelo: “Me ayuda imaginarlos vivos y sanos… y pensar que algún día estaré en una cena o una fiesta, sentado junto a Rob, escuchando su risa, viendo su rostro beatífico, riendo con sus historias y sintiéndome afortunado otra vez de tenerlo como amigo”.
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