Ed Sheeran sorprendió al mostrar una faceta poco conocida en la portada de la revista Men's Health.
A los 34 años, el artista británico explicó cómo una transformación física vino acompañada de un giro mental profundo, impulsado por la paternidad y un replanteamiento total de sus hábitos.
Durante años, Sheeran asumió una rutina marcada por excesos.
Él mismo se describía como un "fumador empedernido que bebía cerveza y comía kebabs".
Las giras se extendían con noches de fiesta que afectaban su salud, su voz y su rendimiento. Al verse en un documental de hace una década, recordó una sensación de agotamiento que lo sorprendió: "Parecía que tenía 40 entonces y ahora parezco de 24".
La paternidad como punto de inflexión
El nacimiento de su hija Lyra cambió el eje de sus decisiones. Una noche, tras beber vino con un amigo, su hija se despertó poco después de que él se acostara. Ese momento lo marcó.
"Me desperté y pensé: 'Joder, no debería beber si me voy a sentir tan mal'. Todo fue debido a que quería ser un padre responsable y sentirme y verme mejor", contó a Men's Health.
Ese impulso lo llevó a revisar su estilo de vida. Inició el año con un Dry January y extendió la sobriedad más allá del mes. Al mismo tiempo, incorporó el ejercicio a su rutina diaria.
Ejercicio, disciplina y nuevos referentes
Sheeran sumó Pilates Reformer, entrenamiento con pesas y running. En cinco años, perdió 14 kilos y alcanzó una condición física que no imaginaba. Más importante aún, recuperó energía para su vida familiar y el escenario.
La inspiración llegó también desde la carretera. Durante una gira, observó a Stormzy entrenar minutos antes de salir a tocar.
Esa imagen lo llevó a tomarse en serio la preparación física. Con la guía de su amigo y entrenador Ali Thomas, dejó atrás prejuicios sobre el entrenamiento con pesas. "Trabajar fuerza no significa convertirse en fisicoculturista", entendió.
El cambio trajo dudas. Temió cómo reaccionaría el público ante una versión distinta de sí mismo, siempre asociada a la cercanía y lo cotidiano. Aun así, apostó por un mensaje claro: hábitos saludables sin extremos.
El impacto alcanzó a su familia. Sus padres, ya pasados los 60, se animaron a entrenar tras ver su progreso. Para Sheeran, ese efecto multiplicador confirmó el valor del bienestar compartido.
Hoy, el músico no predica renuncias absolutas. Defiende la moderación y el equilibrio. "No digo que todos tengamos que correr maratones o comer perfecto. Se trata de tener moderación", afirmó.
