Diciembre no solo marca el cierre del calendario, sino también un período en el que los gastos parecen multiplicarse sin control. Entre compras navideñas, compromisos sociales, viajes y vacaciones, muchas familias terminan excediendo su presupuesto habitual, comprometiendo ingresos futuros y acumulando deudas que se arrastran durante meses.
En este contexto, Francisco León, académico de la Facultad de Ingeniería, Ciencias y Tecnologías de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO), plantea una serie de estrategias para enfrentar con mayor responsabilidad esta época altamente demandante para las billeteras chilenas.
Cómo enfrentar los gastos de fin de año
Las cifras respaldan esta preocupación. De acuerdo con la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), el endeudamiento mediano de los chilenos con la banca llegó a $1.935.715 hacia mediados de 2024, con una carga financiera del 13,6%. Aunque estos números muestran una ligera mejoría respecto al año previo, siguen mostrando una tendencia delicada: tres de cada cuatro hogares mantiene deudas de consumo, principalmente asociadas al uso de tarjetas y créditos de corto plazo. Esto evidencia la fragilidad de los presupuestos familiares ante gastos extraordinarios, como los que surgen en diciembre.
El Banco Central comparte un diagnóstico similar. En su más reciente Informe de Estabilidad Financiera, advierte que, pese a que los ingresos han mejorado, los créditos de consumo continúan siendo altamente sensibles a variaciones económicas, afectando sobre todo a quienes ya están endeudados. En otras palabras, un mal manejo de los gastos de fin de año puede transformarse en una bola de nieve financiera para el 2025.
Las razones detrás de las complicaciones
Según León, el problema no pasa por celebrar, sino por hacerlo sin planificación. “El consumo impulsivo, la falta de registro de gastos y la ausencia de límites claros generan un caos financiero que se siente mucho después de enero”, advierte.
Para evitarlo, propone comenzar por un paso simple: planificar sobre la base del 90% del ingreso real del mes. De esta manera, se guarda el 10% restante como colchón para imprevistos.
El académico también sugiere destinar porcentajes concretos del ingreso a cada ítem estacional, como separar parte del presupuesto para regalos. Respecto al uso del crédito, León es categórico: endeudarse para pasar las fiestas no es una buena idea.
¿Qué hacer con el aguinaldo?
En cuanto al tradicional aguinaldo, recomienda no gastarlo por completo, sino dividirlo entre ahorro y consumo planificado. Para él, ahorrar no debe percibirse como una renuncia, sino como una herramienta de libertad futura.
Así, el experto plantea tres pilares: ahorro constante, nada de vacaciones financiadas en cuotas y presupuestos claros y medibles. Tal como resume León, la educación financiera consiste en usar el dinero con inteligencia y sin poner en riesgo la tranquilidad personal y familiar.
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