Con la llegada del 2026, muchas personas arrancan el año con entusiasmo y una lista de propósitos bajo el brazo: hacer ejercicio, comer mejor, aprender algo nuevo o cambiar hábitos que vienen arrastrándose hace tiempo. Sin embargo, la realidad suele ser menos alentadora.
Las cifras lo confirman. Según datos recogidos por CBS News y una encuesta de Forbes Health, la mayoría de los propósitos de Año Nuevo se abandona antes de los cuatro primeros meses, y solo 1% de las personas logra mantener sus metas durante todo el año. Menos del 10% consigue cumplirlas finalmente.
El problema no es la motivación
Para Justin Hale, experto en comportamiento, autor y asesor de la consultora Crucial Learning, el fracaso no tiene que ver con falta de ganas, sino con algo más profundo: no convertir los deseos en hábitos.
“La investigación muestra que cerca del 40% de lo que hacemos a diario son hábitos, cosas que repetimos sin pensar”, explica Hale. El error más común es confiar únicamente en la fuerza de voluntad, en lugar de diseñar un sistema que automatice el comportamiento.
Por ejemplo, no es lo mismo decir “quiero correr más” que plantearse “voy a correr 30 minutos cada día”. La claridad y la estructura hacen la diferencia.
La fórmula de los tres pasos
Para aumentar las probabilidades de éxito en 2026, Hale propone una estrategia simple de tres pasos, pensada para “hackear” el cerebro y crear hábitos duraderos:
1. Identificar una señal
Se trata de un disparador que le recuerde al cerebro que es momento de actuar. Puede ser una alarma, una notificación en el celular o un momento fijo del día, como después del trabajo o al despertar.
2. Crear una rutina pequeña
Aquí la clave es empezar en pequeño. Si el objetivo es correr, la rutina inicial puede ser algo tan simple como ponerse las zapatillas.
Reducir la meta baja la resistencia mental y facilita la constancia. Hale sugiere también revisar qué elementos del entorno están dificultando el hábito y ajustarlos.
3. Elegir una recompensa inmediata
El cerebro necesita una gratificación rápida. Puede ser una sensación de bienestar, un momento de descanso, o incluso marcar la tarea como completada en una app de hábitos.
Esa pequeña recompensa refuerza el comportamiento.
Menos metas, mejores resultados
Otro error frecuente es hacer listas eternas de propósitos.“La gente intenta cambiar demasiadas cosas a la vez y no cambia casi ninguna”, advierte Hale. El resultado suele ser frustración y culpa.
La recomendación es clara: priorizar. Elegir una meta importante para el trabajo y, si se quiere, una para la vida personal. Nada más.
Si fallas, revisa el plan
Finalmente, Hale deja un mensaje tranquilizador para quienes tropiezan en el camino: no se trata de falta de carácter. “No tienes un problema de motivación, tienes un problema de plan”, concluye.
Un buen recordatorio para empezar el 2026 con menos presión y más estrategia.
