Tras 15 días de tensas negociaciones, Disney y YouTube TV alcanzaron un nuevo acuerdo que restablece más de veinte canales del grupo. Entre ellos ESPN, ABC, Disney Channel, Freeform y National Geographic, a la plataforma de Google.
Poniendo fin al apagón más prolongado en la historia reciente de Disney y devolviendo a millones de suscriptores el acceso a programación clave justo antes del fin de semana con mayor consumo televisivo por el calendario de fútbol americano.
El conflicto se originó cuando el contrato de retransmisión expiró la noche del 30 de octubre y ambas compañías protagonizaron una guerra de declaraciones públicas.
Disney acusó a YouTube de no querer pagar “tarifas justas” por su contenido. Mientras que YouTube respondió que Disney había usado la amenaza de apagón como táctica de negociación y pedía sumas excesivas.
El enfrentamiento escaló en semanas de presiones cruzadas. Desde la pérdida de audiencia en eventos deportivos hasta la atención política y mediática, que terminaron haciendo que la puja fuera tan visible como costosa.
Fuentes cercanas a las negociaciones señalan que la urgencia por cerrar el trato se intensificó con el calendario deportivo de noviembre. El acuerdo se firmó a tiempo para que los televidentes recuperaran la oferta de programación del fin de semana del Día de Acción de Gracias y partidos universitarios que movilizan altas audiencias.
En el comunicado conjunto, Alan Bergman y Dana Walden (presidentes de Disney Entertainment) y Jimmy Pitaro (presidente de ESPN) destacaron que el nuevo contrato “refleja nuestro compromiso de ofrecer entretenimiento excepcional y evolucionar con las formas en que el público elige ver el contenido”.
El pulso económico fue real:
Analistas consultados por medios estimaron que Disney sufría pérdidas significativas por día sin distribución en YouTube TV.
Mientras que YouTube enfrentó presión por cancelaciones y quejas de sus suscriptores. Algunos encuestados dijeron haber considerado o concretado la baja del servicio, y por el riesgo reputacional de dejar sin partidos y noticieros a millones de clientes. Esa cuenta de pérdidas y riesgos ayudó a acelerar el pacto.
Compensaciones y letra chica:
YouTube había prometido inicialmente ofrecer un crédito de 20 dólares “si el apagón se prolongaba por un período extendido”, y durante la disputa activó algunas formas de compensación que han resultado confusas para usuarios y fuente de críticas.
Tras el acuerdo, los canales y las grabaciones previamente guardadas en la biblioteca han vuelto a funcionar para la mayoría de los usuarios. Pero persisten dudas sobre el proceso concreto de aplicación del crédito y si todos los suscriptores lo recibirán de forma automática.
El pacto no solo pone fin a una disputa puntual, sino que acentúa dos tendencias de fondo del negocio audiovisual.
Primero, el poder de negociación de los grandes grupos de contenido (Disney) frente a plataformas tech (Google/YouTube) se ha vuelto más público y politizado.
Segundo, las “guerras de transporte” contemporáneas ya no son solo matemáticas de catálogo sino batallas por productos premium en vivo (deportes, estrenos y noticias) que condicionan la lealtad del suscriptor.
Los distribuidores buscarán cláusulas que protejan el valor de sus marcas en entornos OTT, y los operadores exigirán flexibilidad comercial para no trasmitir al alza todo incremento de costos a usuarios finales, según consignó Far Out.
El restablecimiento pone momentáneamente paz en la relación entre dos gigantes que comparten intereses y tensiones. Los usuarios recuperan lo que pagaban, pero la disputa dejó lecciones claras.
Por su parte, la fragilidad del ecosistema de streaming lineal en la era OTT, el peso de los derechos deportivos en la negociación y la necesidad de mayor transparencia en cómo se compensa a suscriptores cuando acuerdos comerciales fallan.
