En plena era del teletrabajo, las videollamadas y el streaming, la calidad del WiFi se ha vuelto tan esencial como la electricidad. Sin embargo, millones de usuarios siguen experimentando conexiones lentas, cortes repentinos o caídas de velocidad inexplicables.
¿El motivo? No siempre es culpa del proveedor ni del exceso de dispositivos conectados. Muchas veces el problema está dentro del propio hogar… y en un objeto tan común como un espejo.
Los espejos: el saboteador silencioso del WiFi doméstico
Según especialistas en redes inalámbricas, los espejos pueden alterar notablemente la distribución de la señal dentro de una vivienda. Aunque pasan desapercibidos, combinan dos materiales que afectan directamente las ondas de radio: vidrio y una lámina metálica, generalmente de aluminio, ubicada en la parte posterior.
Esta composición convierte a los espejos en barreras electromagnéticas. En lugar de dejar pasar la señal, la reflejan o dispersan, haciendo que el WiFi pierda potencia antes de llegar a los dispositivos.
El efecto es especialmente notorio cuando el espejo está frente al router, en un pasillo estrecho o en puertas de armarios empotrados.
En casos extremos, mover un espejo de gran tamaño puede mejorar la señal en varios metros a la redonda y reducir zonas muertas dentro del hogar.
Cómo funcionan realmente estas interferencias
El WiFi opera en bandas de alta frecuencia, 2.4 GHz y 5 GHz, que viajan en línea recta. Cualquier obstáculo denso, metálico o que contenga agua interfiere en su trayecto. Aunque suene sorprendente, los espejos no están solos en esta lista:
- Acuarios o peceras: El agua absorbe ondas electromagnéticas. Un acuario grande puede crear una “sombra” de señal detrás de él.
- Microondas en funcionamiento: Emiten radiación cercana a 2.4 GHz, suficiente para causar ruido e inestabilidad.
- Televisores de gran tamaño: Las placas metálicas internas actúan como bloqueadores.
- Dispositivos Bluetooth: Operan en la misma banda que el WiFi de 2.4 GHz y generan interferencias.
- Superficies metálicas: Refrigeradores, hornos, muebles o decoraciones metálicas reflejan ondas.
Los expertos coinciden en que el WiFi es más vulnerable en hogares llenos de obstáculos físicos mal ubicados que en aquellos con muchos dispositivos conectados.
Cómo mejorar tu conexión de forma inmediata
La buena noticia es que no necesitas cambiar de router ni aumentar tu plan para mejorar el rendimiento. Estas son las acciones recomendadas:
- Mueve el router: Debe ubicarse en una zona central, elevada y despejada, idealmente sobre una repisa o mueble. Evita rincones, cajones, muebles cerrados y superficies metálicas.
- Aleja espejos y objetos reflectantes: Aunque estén en la misma habitación, lo ideal es que no queden en la ruta directa de la señal. En lo posible, evita que un espejo apunte hacia el router.
- Evita la proximidad con microondas o televisores: Reubica el router lejos de electrodomésticos grandes. Incluso apagados, algunos aparatos generan interferencias residuales.
- Usa repetidores o redes Mesh: En casas de dos pisos o departamentos largos, una red Mesh ayuda a distribuir la señal de forma pareja.
- Analiza tu hogar con apps gratuitas: Distintos programas permiten medir la potencia de la señal en distintos puntos de la casa y detectar dónde se debilita.
El experimento que muchos recomiendan hacer
Mover un espejo de gran tamaño, del baño, pasillo o dormitorio, puede cambiar drásticamente la intensidad del WiFi. Usuarios que han probado esta recomendación aseguran haber recuperado cobertura donde antes no llegaba ni una sola línea.
Al final, más que cambiar de compañía o pagar por un router nuevo, quizá solo necesitas revisar tu decoración.
