El debate que lleva más de una década rondando foros de cine, literatura y redes sociales volvió a estallar. Esta vez, el responsable fue Quentin Tarantino.
El reconocido cineasta no tuvo reparos en acusar directamente a Suzanne Collins de haber tomado demasiado de "Battle Royale", la novela japonesa publicada en 1999 y llevada al cine en 2000, para construir el mundo de "Los Juegos del Hambre".
Las fuertes declaraciones de Quentin Tarantino
Durante una conversación en el podcast de Bret Easton Ellis, el cineasta fue categórico al señalar que la obra de Collins “es prácticamente un plagio”. Tarantino incluso se mostró sorprendido de que el autor japonés nunca haya iniciado acciones legales. Según él, Collins “copió cada elemento estructural y narrativo” del material original.
Las comparaciones no son nuevas. Ambas historias presentan a adolescentes obligados a enfrentarse a muerte en un territorio delimitado, donde debes eliminar a otros para sobrevivir. La competencia mortal, las reglas estrictas, las alianzas temporales, las trampas y los cambios de escenario son recursos dramáticos que, efectivamente, aparecen en los dos universos.
No obstante, las diferencias son igualmente evidentes cuando se analizan sus fundamentos narrativos. "Battle Royale", dirigida por Kinji Fukasaku, se desarrolla en un Japón que intenta controlar una juventud considerada violenta e ingobernable, retratando un colapso social lleno de paranoia estatal. "Los Juegos del Hambre", en cambio, sitúa su conflicto en Panem, una nación ficticia que somete a sus distritos como mecanismo de control político, construyendo un relato que va desde la opresión hasta la rebelión masiva.
La reacción del público no tardó en llegar. Muchos usuarios destacaron la ironía de que Tarantino, un director célebre por reinterpretar géneros y referencias del cine clásico, cuestione la originalidad ajena. Otros, en cambio, celebraron que una figura tan influyente pusiera nuevamente el tema sobre la mesa.
Así, el comentario del realizador no solo revivió una vieja discusión, sino que volvió a instalar la pregunta que persiste en Hollywood: ¿dónde termina la influencia creativa y dónde comienza el plagio?
