“Inevitable”. Así define Caleb McLaughlin, actor detrás del personaje de Lucas, la quinta temporada de Stranger Things, una despedida que llega cargada de peligro, presión emocional y el peso de decisiones pasadas.
La nueva tanda de episodios retoma exactamente donde quedó la historia: “No derrotamos a Vecna, y el problema sigue tal cual”, admite el intérprete, dejando claro que esta vez no hay respiro entre un final y el inicio de la última temporada.
Cómo define Caleb McLaughlin Stranger Things 5
El actor advierte que el arranque es más directo y más oscuro: “Entramos de lleno a la acción”, afirma. El mundo de Hawkins se encuentra en estado crítico y los personajes lo saben: “Todo el mundo corre peligro, y solo tratan de mantener viva la esperanza”.
La tensión no solo es física, sino también emocional, especialmente para un Lucas marcado por la fragilidad y la culpa.
Uno de los ejes dramáticos de esta temporada es el coma de Max, un quiebre que repercute de forma directa en el personaje: “Siente la presión de no haberla salvado… se siente débil”, reconoce.
Lucas visita el hospital constantemente porque es lo único que puede hacer mientras enfrenta la incertidumbre de no saber si Max despertará.
Esa culpa funciona como motor narrativo y emocional, complejizando un arco que, a lo largo de los años, pasó de la impulsividad adolescente a una madurez forzada por el trauma. “Ha tenido que lidiar con mucha rabia, arrepentimiento, dudas y resentimiento, pero ha logrado salir adelante”, resume.
Stranger Things 5: un viaje de nostalgia
El intérprete también reflexiona sobre la evolución colectiva del elenco. Tras más de una década compartiendo rodaje, el vínculo excede la pantalla: “Crecimos todos juntos… es un vínculo que nunca volveré a tener”, menciona.
La adolescencia del actor se mezcló con la de su personaje y con la de sus compañeros, lo que explica la sensibilidad y la complicidad que se ven en pantalla.
“Puedo decir algo que para algunas personas suene raro, pero ellos me entenderán”, añade, dejando entrever la intimidad irrepetible del proceso.
En esta despedida, la nostalgia también la aportan los sets que regresan: “El depósito de chatarra vuelve esta temporada… me trae muchos recuerdos”.
La escuela y los túneles de temporadas anteriores actúan como cápsulas emocionales tanto para la audiencia como para el elenco. Y detrás de esos espacios, el equipo de producción vuelve a destacar.
“La gente no se imagina todo lo que implica esta serie… eso es solo la cereza, pero lo de atrás de cámaras es el verdadero postre”, dice al valorar especialmente al departamento de vestuario.
Cuando se le pide que defina esta última temporada con una sola palabra, no duda: “Inevitable”. Y quizá allí esté la clave del cierre de Stranger Things. Una historia donde el miedo, la inseguridad, el amor y la humanidad se enfrentan a un mundo sobrenatural que funciona como espejo emocional.
Un relato que, como explica el actor, conecta globalmente porque muestra lo que somos: vulnerables, contradictorios y profundamente humanos.
