Edgar Wright aterriza en la distopía televisada de Stephen King con una versión de "The Running Man" que apuesta por exteriores, realismo y un reparto estelar. Pero que vuelve a tropezar en lo que para muchos es el punto más difícil de la historia: el final.
La película, protagonizada por Glen Powell como Ben Richards, debutó con unos ingresos globales que la sitúan por detrás de la sorpresa taquillera de la semana, "Now You See Me 3", y ha reabierto el debate sobre cómo adaptar el relato de King sin traicionar su cierre.
"The Running Man": un final que desata polémicas
El filme plantea un futuro cercano en el que "The Running Man" es el programa más visto del planeta. Un “reality” letal en el que concursantes intentan sobrevivir 30 días perseguidos por asesinos profesionales.
Richards entra al juego para intentar salvar a su hija enferma y termina convertido en una amenaza para el sistema. Wright y su equipo trasladan la acción fuera del estudio. Aprovechando incluso localizaciones como Wembley, y buscan modernizar la fábula sobre sociedad-espectáculo, manipulación mediática y precariedad.
Sin embargo, la acogida comercial y crítica ha sido tibia. La nueva versión rondó los 28–31 millones de dólares en su estreno mundial, cifra insuficiente frente a un presupuesto millonario y a lo que esperaban los estudios.
El fenómeno de taquilla quedó por debajo de la tercera entrega de la saga de ilusionistas (Now You See Me: Now You Don't), que dominó la taquilla del fin de semana. Ese contexto económico obliga a leer la película tanto como obra cinematográfica como producto de mercado.
El punto más comentado, y el que ha provocado las reacciones más enconadas, es el desenlace. Steven E. de Souza, guionista de la versión de 1987 protagonizada por Arnold Schwarzenegger, reconoce que el guion de Wright “funciona” en su mayor parte. Pero coincide con el consenso crítico en que la cinta “decae en sus últimos minutos”.
De Souza remarca que el propio final del libro de King exige a cada adaptación inventar una salida distinta, y bromeó diciendo que “quizás la tercera versión en 2045 tenga un final a la altura”. Pese a sus críticas puntuales, De Souza deseó éxito al remake y defendió que toda reinterpretación aumentará el interés por la película original.
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