Escuchar música no solo mejora el ánimo o acompaña la rutina, Podría proteger la memoria en la vejez. Un nuevo estudio publicado en octubre de 2025 por la Universidad de Monash, en Australia, encontró que las personas mayores de 70 años que escuchan música diariamente presentan hasta un 39% menos riesgo de desarrollar demencia.
Los resultados abren una nueva línea de investigación sobre cómo un hábito tan cotidiano podría transformarse en una herramienta de salud pública.
Un hallazgo que sorprendió a los investigadores
La investigación fue liderada por la estudiante de honor Emma Jaffa y la profesora Joanne Ryan, quienes analizaron datos de más de 10.800 adultos mayores.
El estudio comparó distintos niveles de exposición musical, desde escuchar canciones con frecuencia hasta tocar un instrumento, y midió cómo estas actividades se relacionaban con el rendimiento cognitivo y el desarrollo de demencia a largo plazo.
Los resultados fueron contundentes:
Quienes escuchaban música “siempre” o la mayoría de los días mostraron casi un 40% menos riesgo de demencia.
Además, obtuvieron mejores puntajes globales en memoria y cognición, lo que sugiere que la música no solo podría retrasar la enfermedad, sino también mejorar la calidad de la función cerebral en el día a día, según consignó Far Out.
Escuchar, tocar o hacer ambas cosas: ¿qué funciona mejor?
El estudio distinguió entre las personas que solo escuchaban música, aquellas que tocaban instrumentos y quienes combinaban ambas actividades. Los hallazgos fueron:
- Escuchar música regularmente: reducción del 39% en riesgo de demencia y mejores puntajes cognitivos.
- Tocar un instrumento: reducción del 35% en riesgo, aunque sin mejoras claras en pruebas cognitivas.
- Escuchar y tocar: reducción del 33% en riesgo de demencia y un 22% menos deterioro cognitivo no relacionado con demencia.
Aunque todos los escenarios mostraron beneficios, la escucha musical diaria, por sí sola, se posicionó como el hábito más consistente y accesible.
¿Por qué la música ayuda a preservar la memoria?
Según los investigadores, la música activa simultáneamente áreas del cerebro vinculadas a la emoción, la memoria, la atención y el movimiento.
Este tipo de estimulación multisensorial fortalece conexiones neuronales y puede contribuir a lo que los expertos llaman “reserva cognitiva”, una especie de red de protección contra el deterioro mental.
Este fenómeno explica por qué muchas personas con demencia severa aún logran recordar canciones de su juventud incluso cuando han olvidado nombres, rostros o lugares.
La música, especialmente la que genera una carga emocional intensa, se almacena en circuitos cerebrales profundos y puede permanecer accesible durante décadas.
La educación también influye en los beneficios
Un dato poco comentado del estudio es que las personas con 16 años o más de educación formal parecieron obtener beneficios aún mayores de la música.
Según los autores, esto podría deberse a la mayor reserva cognitiva general asociada a trayectorias educativas más extensas. Sin embargo, aclaran que la música produce efectos positivos en personas de todos los niveles educativos, lo que la convierte en una herramienta inclusiva.
Los especialistas enfatizan que, aunque el estudio es uno de los más amplios en su tipo, sus conclusiones son observacionales, es decir, muestran asociaciones, no causalidad.
No puede afirmarse que escuchar música “evite” la demencia, pero sí que quienes lo hacen de forma habitual tienden a tener una incidencia significativamente menor.
Una herramienta simple y accesible para el bienestar mental
En un mundo donde la demencia afecta a millones de familias y los tratamientos efectivos siguen siendo limitados, la música surge como una estrategia económica, emocionalmente significativa y fácil de implementar.
Expertos en salud mental ya proponen incluir la escucha musical diaria en programas comunitarios para personas mayores, residencias de larga estadía y recomendaciones clínicas generales.
La música tiene la capacidad única de anclar recuerdos, emociones y experiencias vitales. Quizás por eso, cuando una canción que marcó nuestra juventud vuelve a sonar, no solo regresa un recuerdo, revive una parte de quienes fuimos.
Y ahora la ciencia sugiere que ese mismo poder podría ayudarnos a proteger la memoria que aún no perdemos.
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