Lejos de fórmulas mágicas o explicaciones místicas, la extraordinaria energía de Mick Jagger tiene una raíz mucho más concreta: disciplina, constancia y una férrea voluntad. A sus 82 años, el legendario líder de los Rolling Stones continúa saltando, corriendo y dominando escenarios como si el tiempo no tuviera efecto alguno sobre él.
Para la autora Isadora Puiggené, quien estudió sus hábitos en el libro "Pacto con el Diablo: Los Hábitos Saludables del Rolling Stone Más Dinámico del Mundo", el secreto del músico no está en una genética privilegiada ni en un supuesto pacto sobrenatural, sino en una rutina que él mismo ha sostenido durante décadas.
Las declaraciones de Mick Jagger
El propio Jagger lo resume mejor que nadie. “No es un pacto con el diablo; es un pacto conmigo mismo”, afirmó en una reciente entrevista, dejando claro que su estilo de vida es fruto de decisiones conscientes y sostenidas.
Así, mientras muchos imaginan que la longevidad del cantante es un fenómeno inexplicable, la realidad muestra algo muy distinto: Jagger entrena casi todos los días y cuida su cuerpo como lo haría un atleta profesional.
La fórmula Jagger: constancia antes que intensidad
Su entrenador personal, el noruego Torje Eike, diseñó un método cuyo objetivo principal no es esculpir músculos ni batir récords, sino mantener resistencia, elasticidad y una movilidad que le permita recorrer el escenario durante dos horas sin perder el aliento. Según Puiggené, Jagger entrena entre cinco y seis días por semana, priorizando la regularidad por sobre la exigencia extrema. El propio vocalista lo ha dicho más de una vez: “No me excedo, pero nunca dejo de entrenar”.
Su rutina es diversa y está pensada para trabajar distintas áreas del cuerpo:
- Natación, para mejorar la capacidad pulmonar.
- Kickboxing, que potencia fuerza y reflejos.
- Ciclismo, clave en su resistencia cardiovascular.
- Ballet, disciplina que perfecciona postura y equilibrio.
- Yoga y pilates, esenciales para flexibilidad y movilidad.
Puiggené recalca que Jagger es un ejemplo viviente de que nunca es tarde para adoptar hábitos saludables. Su caso demuestra que la longevidad no es cuestión de suerte, sino de decisiones diarias. Y si bien pocos podrán igualar su magnetismo sobre el escenario, cualquiera puede comenzar a aplicar la regla que sostiene su leyenda: persistir, incluso cuando el reloj sigue avanzando.
