Cuando pensamos en Creedence Clearwater Revival (CCR), inmediatamente nos viene a la mente John Fogerty, su voz y compositor principal. Pero justo detrás de ese éxito firme se encontraba su hermano mayor, Tom Fogerty (Berkeley, California, 9 de noviembre de 1941 – 6 de septiembre de 1990), cuya historia requiere ser contada con toda su complejidad.
Desde sus inicios, Tom mostró inquietud musical. Antes de la era CCR, formó parte de grupos de la Bay Area, como Spider Webb and the Insects, y luego se unió al trío de su hermano cuando éste lideraba los Blue Velvets.
Cuando la banda pasó a llamarse Golliwogs y luego CCR, Tom se ubicó en la posición de guitarrista rítmico. Mientras John asumía la voz principal y la escritura de canciones.
Dentro del sonido de CCR, Tom aportó un pulso rítmico que aunque menos visible, fue vital. Por ejemplo, en “Keep On Chooglin’”, se describe que Tom ejecuta “chords slashing” mientras Doug Clifford y Stu Cook establecen la base.
Sin embargo, su rol creativo quedó siempre a la sombra de su hermano John, y eso alimentó tensiones que terminaron llevándolo a abandonar la banda en 1971 para buscar autonomía.
Al separarse, Tom emprendió una carrera solista y con la banda Ruby, pero sin alcanzar el mismo nivel de éxito comercial que CCR.
Lo más doloroso quizás no fue tanto la falta de hits, aunque los hubo. Sino la brecha que se abrió con su hermano, mezclando disputas personales, artísticas y de contrato.
El final de su vida añade un componente trágico que merece relevo. Tom falleció a los 48 años en Scottsdale, Arizona, a causa de tuberculosis, aunque su familia señala que la complicación mayor fue el VIH que contrajo por una transfusión de sangre no filtrada durante una cirugía de espalda.
En el funeral, John dijo una frase que resume mucho del vínculo roto: “Queríamos crecer y ser músicos. Supongo que logramos la mitad: llegar a ser estrellas de rock. No nos crecimos necesariamente”.
Tom Fogerty: dejó un gran legado en la música
Porque su historia representa una capa básica de la narrativa de los 60‑70 años. La tensión entre éxito y hermandad, entre creatividad personal y rol en equipo, entre visibilidad y anonimato.
Además, revela cómo en la música de masas pocas veces vemos lo que ocurre detrás de los aplausos: sacrificios, resentimientos, silencios.
En Chile y otros países de habla hispana, donde CCR se convirtió en parte del acervo cultural de radios y jukeboxes, rescatar la figura de Tom es un acto de justicia histórica.
Su legado no está solo en los solos que no lideró, sino en el pulso constante que hizo posible que la voz de su hermano se erigiera.
Hoy, a más de tres décadas de su muerte, Tom Fogerty sigue siendo la nota de fondo en un himno colectivo. El guitarrista que permitió que el riff principal brillara, mientras él se quedaba en su esquina.
Su vida invita a escuchar la música con un oído más atento y reconocer que en cada gran banda hay historias no contadas que merecen ser recordadas.
