En pleno pulso entre la cultura pop global y sensibilidades religiosas locales, la Lilliput Church of England Infant School. Una escuela cristiana de educación primaria en Poole, Dorset (Inglaterra), pidió a las familias que sus hijos no cantaran ni difundieran en el colegio las canciones de la película animada “K-Pop: Demon Hunters” (conocida en Hispanoamérica como “Las guerreras K-Pop”).
Aduciendo que las referencias a demonios en la obra “podían resultar muy incómodas” para algunos miembros de la comunidad escolar.
El mensaje, firmado por el director en funciones Lloyd Allington, insiste en que la medida busca respetar la diversidad de creencias del centro y evitar que algunos alumnos y trabajadores se sientan ofendidos por referencias que asocian con fuerzas espirituales contrarias a la fe cristiana.
La decisión encendió un debate amplio y predecible. Por un lado, padres y alumnas que ven en la película y su banda sonora un mensaje positivo de trabajo en equipo, valentía y amabilidad.
Por otro, familias y personal que piden que el espacio escolar sea respetuoso con convicciones religiosas que consideran incompatibles con cualquier exaltación de lo demoníaco, aunque sea en tono fantástico.
Varios medios recogen reacciones encontradas y subrayan que la escuela no ha vetado la película en casa, sino su expresión pública dentro del centro.
"Las Guerreras Kpop": ¿Por qué la controversia alcanza este nivel?
El fenómeno cultural detrás de la polémica ayuda a entenderlo. “K-Pop: Demon Hunters” se convirtió en un suceso masivo en plataformas de streaming y en tendencia global.
Su banda sonora escaló posiciones en listas y la película acumuló cifras récord de visionados. Mientras que su estética y personajes se transformaron en tendencia de disfraces y contenidos virales. Un impacto que saltó de las pantallas a los patios de recreo y redes sociales.
Durante octubre, la franquicia ocupó lugares destacados en rankings de búsqueda relacionados con disfraces de Halloween y cultura pop. Lo que explica que niños y niñas canten y repitan sus canciones en canciones y recreos.
Según informó BBC News, la administración de la escuela en el Reino Unido sostuvo que la película estaba asociada a “fuerzas espirituales opuestas a Dios y a todo lo bueno”.
En su primer comunicado, el establecimiento pidió a los apoderados evitar que los alumnos cantaran las canciones dentro del recinto “por respeto a las creencias de los demás”.
La medida generó un revuelo inmediato entre los padres. Uno de ellos calificó la decisión de “ridícula” y añadió: “Mi hija es fanática del K-Pop, y ella —junto a todas sus amigas— adoran esta música”.
