El 10 de octubre de 1995, No Doubt lanzó Tragic Kingdom, su tercer álbum de estudio y el proyecto que definió su carrera.
Bajo la producción de Matthew Wilder y con mezcla de Paul Palmer, el disco se grabó en once estudios de Los Ángeles y llegó a través del sello Trauma Records, una división de Interscope.
Siete singles salieron entre 1995 y 1998, incluyendo Just a Girl y Don't Speak, que alcanzaron el número uno en Estados Unidos, Reino Unido y gran parte del mundo.
La crítica aplaudió el álbum y los Grammy lo nominaron como Mejor Artista Nuevo y Mejor Álbum de Rock.
Con más de 17 millones de copias vendidas, obtuvo disco de diamante en Estados Unidos y Canadá, platino en Reino Unido y triple platino en Australia. Su éxito impulsó el resurgimiento del ska en los años 90 y consolidó el nombre de No Doubt dentro del panorama global.
Tragic Kingdom: de la crisis creativa al fenómeno mundial
Antes del éxito, No Doubt enfrentó dificultades. Su primer álbum, lanzado en 1992, apenas vendió 30 mil copias. "Se necesita un acto de Dios para que esta banda obtenga un hueco en la radio", dijo un programador de la emisora californiana KROQ.
En 1993, la discográfica rechazó gran parte del material del segundo disco, lo que provocó la salida de Eric Stefani, hermano de Gwen y principal compositor, que decidió dedicarse a la animación en Los Simpson.
Tras la partida de Eric, la banda tomó el control creativo. Grabaron de forma independiente The Beacon Street Collection en 1995, con un modesto estudio casero y su propio sello.
Vendieron 100 mil copias, lo suficiente para recuperar la confianza de Interscope y obtener luz verde para un nuevo proyecto: Tragic Kingdom.
El título juega con el nombre del parque Disneyland —el "Magic Kingdom"—, ubicado en Anaheim, ciudad natal del grupo.
La portada, inspirada en etiquetas de cajas de naranjas, muestra a Gwen Stefani al frente de un campo de naranjos. El vestido rojo de vinilo que usó para la sesión, valuado en 5 mil dólares, fue robado años después de una exposición en California.
Musicalmente, el álbum combina ska punk, new wave y pop, con influencias de reggae, flamenco y música tejana. Las letras, escritas en su mayoría por Gwen Stefani, reflejan experiencias personales, como su ruptura con el bajista Tony Kanal.
El disco tardó meses en ingresar al Billboard 200, pero en diciembre de 1996 alcanzó el número uno, donde permaneció nueve semanas no consecutivas.
Para 1999 ya era disco de diamante en Estados Unidos. En 2003, Rolling Stone lo incluyó entre los 500 mejores álbumes de la historia, en el puesto 441.
