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Reseña | GUNS N' ROSES en Chile: la madurez de una leyenda

La banda estadounidense volvió a Chile con un tour que repasó sus más grandes éxitos y las joyas escondidas de su repertorio,

Guns N' Roses
Radio Concierto

Guns N' Roses regresó a Chile para presentarse en el Parque Estadio Nacional, y repasar una vez más los éxitos indelebles de su carrera.

El tour se llama "Because What You Want And What You Get Are Two Completely Different Things" — un nombre que, para decirlo perfecto, podría tomar los mismos 10 minutos que se demoró la banda en iniciar el set.

"Antes" y ahora

El show de Guns N' Roses en el Parque Estadio Nacional es impecable, pero eso es lo esperable de una banda que lleva décadas siendo adorada como un emblema del rock. Lo que sí sorprende, es la noción de que, con los años, han desarrollado una versión más contenida de la actitud rockera que los hizo famosos.

Guns N' Roses En Chile (1)
Guns N' Roses En Chile

¿Quizás hoy la propuesta es más "elegante"? Es que antes, la regla parecía ser el exceso, como una receta que se arma al ojo. Ahora, se siente como si todo estuviese medido en tazas y cucharadas; como si Axl, Slash, Duff y compañía hubiesen encontrado la fórmula para hacer un buen concierto.

Guns N' Roses vs. El público

En el escenario, brilla un Slash que seguramente sabe que es el corazón del show. Él y sus guitarras son protagonistas en la historia de Guns N' Roses. Lo sabe su compañero, que lo presenta al último, consciente de que es objeto de idolatría para los fanáticos. Porque, ¿qué sería Guns sin los solos delirantes, estridentes, distorsionados y catárticos de Saul Hudson? Ni siquiera vale la pena responder.

Con él, un Duff McKagan que, sin ser estrafalario, mantiene el pulso del concierto con una expresión impasible. Ellos, y el resto de la banda, liderados por un Axl Rose simpático, expresivo, juguetón con su banda y sonriente con el público. No muy comunicativo. Pero sí muy estiloso (¿vieron los cambios de vestuario?).

El vocalista sigue el setlist como si no quisiera bajarse del escenario nunca, y pregunta varias veces con qué debería seguir el show. Pero no interactúa demasiado, y el público tampoco se lo pide. Reciben lo que Guns N' Roses ofrece y —por lo visto desde cancha frontal— y participa sólo cuando tiene el espacio. Por ejemplo, en el coro de "Knockin' On Heaven's Door" y en "November Rain", porque es imposible no gritarlas.

Son Leyenda

El show termina con "Paradise City" y es un final perfecto. Casi como si acabáramos de dar la vuelta completa con Guns, y, después de haberlos seguido por años (aún si gran parte del público nació harto tiempo después que la banda) pudiéramos ver la versión madura de lo que Guns N' Roses comenzó a sembrar en los ochenta.

Ver al grupo una vez más en el escenario es ser parte de una leyenda que se hace más asombrosa de boca en boca, con cada año que pasa. Y, ¿quién podría querer quedarse fuera de eso? Nadie, claro. Es una hazaña hasta digna de envidia, haber alcanzado ese estatus en los ojos de los fans, y Guns N' Roses lo puede afirmar con seguridad: son, para siempre, una leyenda de la música.


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