La piel de gallina ha fascinado a la ciencia durante décadas. Lo que muchos perciben como una simple reacción ante el frío o la emoción es, en realidad, un fenómeno fisiológico complejo. Este fenómeno involucra al sistema nervioso, las hormonas y el cerebro.
La Clínica Cleveland describe la piel de gallina como una respuesta automática e involuntaria del sistema nervioso simpático.
Cuando el cuerpo enfrenta una emoción intensa, miedo o bajas temperaturas, libera epinefrina (adrenalina), que contrae los músculos erectores del pelo, provocando el característico erizamiento.
Más que una curiosidad, este reflejo ofrece información sobre cómo el organismo responde al entorno y regula sus emociones. Integra procesos físicos y psicológicos que operan de forma simultánea.
Qué ocurre en el cuerpo cuando aparece la piel de gallina
Los científicos han documentado el fenómeno mediante estudios clínicos e imagenología de alta resolución. Estos estudios confirman la contracción muscular y la elevación de los folículos pilosos.
Experimentos con cámaras de alta velocidad y sensores eléctricos permiten registrar la piloerección en tiempo real. Esto ocurre mientras los participantes enfrentan estímulos como frío, sonidos intensos o música emotiva.
Junto con el erizamiento, se detectan cambios fisiológicos como el aumento del ritmo cardíaco y la sudoración. Esto demuestra la activación del sistema nervioso autónomo.
En el campo de la psicología de la música, estudios citados por la Clínica Cleveland señalan que la intensidad de la piel de gallina depende de la sensibilidad emocional del oyente.
Resonancias magnéticas funcionales (fMRI) muestran que, durante una experiencia musical conmovedora, se activan las áreas cerebrales relacionadas con el placer y la emoción.
Gracias a técnicas como la piloerectometría -que utiliza sensores, cámaras y análisis digital-, los investigadores pueden medir objetivamente la aparición de la piel de gallina. Herramientas como la dermatoscopia y la fotografía en alta definición ayudan a observar el fenómeno con precisión milimétrica.
La piloerección, o piel de gallina, va más allá del frío | Getty Images
Un reflejo heredado de nuestros ancestros
La piel de gallina también tiene una explicación evolutiva.
Muchos mamíferos, como gatos o primates, experimentan piloerección cuando sienten frío o peligro.
En esos casos, el cuerpo busca conservar el calor o parecer más grande ante una amenaza, una función que los humanos heredaron aunque hoy ya no tenga un propósito práctico tan evidente.
Estudios modernos han identificado que la sensación subjetiva de escalofrío ("frisson") no siempre coincide con el erizamiento físico. Esto demuestra que ambos procesos dependen de circuitos cerebrales diferentes.
Hoy, la piel de gallina se usa como indicador experimental en investigaciones sobre emociones, estrés y respuesta musical. Es valiosa por su capacidad de reflejar la activación fisiológica del cuerpo.
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