El 14 de octubre de 1991, Queen publicó The Show Must Go On, un himno de coraje y resiliencia que llegó apenas seis semanas antes de la muerte de Freddie Mercury.
La canción, incluida en el álbum Innuendo, fue escrita por Brian May como un homenaje a la fuerza de su compañero, quien luchaba contra el VIH/SIDA.
May recordó la grabación como uno de los momentos más impactantes de su carrera: "Freddie apenas podía caminar, pero cuando entró al estudio y empezó a cantar, fue como si se encendiera una luz en su interior", contó el guitarrista.
Mercury desafió su frágil estado físico y grabó la exigente línea vocal en una sola toma. Antes de hacerlo, bebió un trago de vodka y dijo: "I'll fucking do it, darling" ("joder, lo haré, cariño"), según relató May.
El resultado fue una interpretación que condensó toda su pasión y determinación.
El single lanzó con Keep Yourself Alive -primer tema del debut de Queen- en el lado B, una coincidencia que muchos interpretaron como un mensaje simbólico: el último sencillo de Mercury junto a la banda se unía al primero de su historia.
The Show Must Go On: un himno de valentía y despedida
The Show Must Go On habla de la vida frente al final, del deseo de seguir adelante pese a todo. Aunque nunca la interpretó en vivo, la canción se convirtió en uno de los temas más reconocidos y emotivos de Queen.
Tras la muerte de Mercury, el 24 de noviembre de 1991, el tema volvió a las listas del Reino Unido alcanzando el puesto 16, y en Estados Unidos llegó al número 2.
En 1992, durante el Concierto Homenaje a Freddie Mercury en Wembley, la interpretación del tema fue uno de los momentos más intensos de la jornada, con la presencia de artistas como Elton John, David Bowie y George Michael.
En 2020, el Reino Unido reconoció nuevamente su importancia durante el "Mes de la Historia LGBTQ+", destacándola como una obra que, sin mencionarlo directamente, reflejó la lucha de Mercury contra el VIH/SIDA.
