El 13 de octubre de 2010, el mundo contuvo la respiración. Desde las profundidades del desierto de Atacama, 33 mineros emergieron uno a uno a través de la cápsula “Fénix II”, tras pasar 69 días atrapados a 700 metros bajo tierra en la mina San José, cerca de Copiapó.
Quince años después, el llamado “milagro de Chile” sigue siendo una de las historias más impactantes de resistencia humana, trabajo en equipo y esperanza colectiva.
La historia del derrumbe qe atrapó a los 33 mineros
El accidente ocurrió el 5 de agosto de 2010, cuando un derrumbe bloqueó la galería principal. Durante 17 días, no se tuvo señal alguna de vida hasta que una sonda enviada por los rescatistas encontró una nota que recorrió el planeta: “Estamos bien en el refugio los 33”. A partir de ese momento, comenzó una operación sin precedentes.
Ingenieros chilenos y expertos internacionales trabajaron día y noche en tres planes paralelos (A, B y C) para llegar hasta el refugio. Finalmente, el Plan B, con una perforadora T-130, logró conectar la superficie con los mineros el 9 de octubre, abriendo el camino para el rescate que se concretó cuatro días después.
Durante esas semanas bajo tierra, los mineros organizaron turnos, compartieron raciones mínimas y se aferraron a la fe. Afuera, miles de familiares, periodistas y curiosos formaron el llamado “Campamento Esperanza”, símbolo de unidad nacional.
El rescate que cautivó al mundo
El rescate, durante la presidencia de Sebastián Piñera, comenzó la noche del 12 de octubre y culminó la madrugada del 13, con el último minero, Luis Urzúa, saliendo entre aplausos y lágrimas. Participaron más de 1.000 personas y fue seguido en vivo por más de mil millones de espectadores en todo el mundo.
Hoy, Chile recuerda aquella jornada no solo como un hito tecnológico, sino como una historia de esperanza, coraje y humanidad que aún inspira al planeta.
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