Un día como hoy, 15 de septiembre de 1986, llegaba a las disquerías chilenas un álbum que no solo consolidaría a Los Prisioneros como el grupo más influyente del país. Sino que también marcaría a fuego el sonido y el espíritu de toda una generación: Pateando Piedras.
Casi cuatro décadas después, el disco sigue sonando con la misma rabia, claridad y urgencia con que fue concebido. Desde el riff que abre Muevan las industrias, hasta la melancolía de Por qué no se van, pasando por verdaderos himnos como El baile de los que sobran. Este trabajo es una radiografía musical y emocional del Chile de los años 80.
Un álbum que hizo historia
Lanzado el 15 de septiembre de 1986 bajo el sello EMI, Pateando Piedras fue el segundo disco de la banda formada por Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia, y representó un salto cualitativo respecto a su debut La Voz de los '80.
Con una producción más elaborada y un sonido cercano al synth pop y new wave, el trío adoptó influencias internacionales, como Depeche Mode o The Clash. Pero sin perder su esencia crítica, juvenil y profundamente latinoamericana.
“Pateando Piedras no solo es uno de los discos más importantes del rock chileno. Es un espejo de lo que éramos, de lo que dolía y de lo que soñábamos”, comentó alguna vez el musicólogo Juan Pablo González.
Una generación completa “que no tiene a dónde ir”
El baile de los que sobran, el primer single del álbum, se transformó rápidamente en un himno generacional. Sus letras sobre la desigualdad y la desilusión en los jóvenes post dictadura siguen siendo tan actuales que han sido coreadas por nuevas generaciones en las marchas del siglo XXI.
Otras canciones como Quieren dinero, Por favor o ¿Quién mató a Marilyn? mostraban una aguda crítica social, con la ironía y honestidad característica de Jorge González.
Legado inagotable
A 39 años de su lanzamiento, Pateando Piedras sigue figurando en los primeros lugares de rankings de los mejores discos del rock chileno e hispanoamericano. Ha sido reeditado, homenajeado y versionado por artistas de múltiples generaciones.
Aunque han pasado casi 40 años desde ese septiembre de 1986, lo que dijeron Los Prisioneros sigue latiendo fuerte: “Nadie nos va a echar de más, nadie nos quiso ayudar de verdad.”
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