En una entrevista con El País Chile y PRISA Media, a propósito de su más reciente libro, Mi nombre Es Emilia del Valle, la escritora Isabel Allende desmontó con su característico ingenio los viejos arquetipos femeninos.
Al ser consultada sobre el concepto de "mujer buena" del siglo XIX, la autora fue tajante: "Yo creo que ya eso no se usa para nada. Todas somos un poco malas y un poco buenas".
Para Allende, la bondad impuesta en su juventud era una carga: ser fiel, abnegada, trabajadora y paciente. Su conclusión es desafiante: "Mientras más malas, mejor, porque lo pasamos mejor. La gente buena lo pasa pésimo".
Con 83 años, Allende asegura vivir una etapa de profunda libertad, aunque no como se podría pensar.
"Lo que viene con la edad es la libertad", afirma, pero la define como una "libertad interior de aceptarte, de no cargar con lastre, de ir dejando todo por el camino".
Para alcanzarla, dice que debe superar defectos como el orgullo y "el terror a la dependencia", recordando un consejo de su madre: "hay que aprender a ser humilde para poder soportar las humillaciones de la vejez".
El feminismo frente a la extrema derecha, según Isabel Allende
La escritora, feminista desde los cinco años, también expresó una gran preocupación por el contexto mundial actual.
Asegura que "las mujeres están en un momento de riesgo" debido a "una vuelta a la extrema derecha en al fascismo" que busca relegar a la mujer a un papel sometido y tradicional en la casa.
Isabel Allende advierte que los derechos adquiridos se pueden perder, citando como ejemplo la anulación del derecho federal al aborto en Estados Unidos.
A pesar de los retrocesos, ve el movimiento de liberación femenina como "la revolución más importante que ha tenido la historia". Explica que, como toda revolución, avanza a tientas, comete errores y enfrenta reacciones, pero insiste en que la lucha es larga y los obstáculos muy grandes.
Frente a un escenario global complejo, Allende se aleja del miedo como motor principal. Contrario a lo que escribió en su novela De amor y de sombra, ahora cree que el sentimiento más poderoso no es el miedo. "Yo creo que es el amor", sentencia en la conversación con El País Chile y PRISA Media. "Yo creo que por amor uno hace cosas que no haría por miedo".
