Un control veterinario a tiempo puede ser la clave para la salud y el bienestar de tu gato. Debido a su naturaleza reservada, los felinos suelen esconder los signos de enfermedad, lo que dificulta una detección temprana de cualquier problema.
Por esta razón, prestar atención a los cambios en su comportamiento y mantener visitas regulares al veterinario son esenciales para su cuidado.
Signos como un comportamiento más callado, el aislamiento, la disminución del apetito o alteraciones en sus hábitos de uso del arenero pueden ser alertas de una condición subyacente.
Cambios sutiles en tu gato que requieren atención
A continuación, se detallan algunas señales que requieren atención especial por parte de los dueños:
- Cambios de conducta: agresividad repentina, letargo, maullidos persistentes o un deseo de estar solo.
- Alteraciones en la micción: aumento de la frecuencia urinaria, cambios en el color de la orina o accidentes fuera del arenero.
- Variaciones en el pelaje o la piel: caída excesiva del pelo, textura inusual, presencia de costras o heridas que no cicatrizan.
- Cambios en el apetito o el peso corporal: tanto el aumento como la pérdida de peso de forma brusca son motivos de preocupación.
- Problemas de movilidad: rigidez, dificultad para saltar o una pérdida de interés en el juego.
Los gatos, por su naturaleza reservada, tienden a disimular cualquier signo de enfermedad | Getty Images
Frecuencia de las visitas al veterinario
La observación diaria en casa es crucial, pero no reemplaza las consultas veterinarias periódicas.
Estas citas no solo sirven para mantener al día el calendario de vacunación y desparasitación, sino también para realizar exámenes preventivos, como análisis de sangre, que pueden detectar enfermedades silenciosas en sus etapas iniciales.
La International Society of Feline Medicine (ISFM) recomienda una frecuencia de visitas al veterinario según la edad del gato:
- Gatitos (menos de 1 año): de 3 a 4 visitas para completar su calendario de salud.
- Gatos adultos (1 a 7 años): al menos una visita anual para chequeos generales y vacunación.
- Gatos mayores (a partir de los 7 años): dos visitas al año, con controles más específicos.
"La observación diaria en casa es clave, pero no sustituye las consultas veterinarias regulares", explica Carolina Figueroa, Scientific Communication & Affairs Manager Latam Seeds de Royal Canin. "No esperes a que los signos sean evidentes. Un control veterinario a tiempo puede marcar la diferencia", concluyó la experta.
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