"La suerte está echada". Con esa simple frase termina "Millonario", un filme de 96 minutos que hace subir y bajar en una montaña rusa de emociones. El documental dirigido por Felipe y José Isla sigue la historia de la Familia Zapata Vásquez, oriunda de Los Ángeles, tras ganarse el Kino en 2018 sin triunfo.
Javier Zapata es el padre de familia y protagonista de la historia. Un día sale a comprar su Kino habitual y la vendedora le comenta que sus números son los del cartón ganador del sorteo anterior. Ilusionado, Javier busca el cartón y al encontrarlo se desata una lucha por cobrar el premio: 2.400 millones de pesos para la familia.
La aparición del cartón deteriorado desencadena una serie de hechos que ponen a prueba la suerte de los Zapata Vásquez. La lotería descarta la historia de Javier y él, emocionado por recibir su premio, se esmera en demostrar la veracidad de su relato.
Rápidamente "Millonario", la historia de triunfo se transforma en desesperación: una batalla entre la verdad y la mentira, donde David, se enfrenta a Goliat, un gigante con millones de pesos a su favor.
En el filme se muestra lo evidente: tal suma de dinero puede cambiar la vida de una familia sencilla. Por eso, la producción de Netflix estrenada en el Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC) no es solo una historia de azar, es la historia de vida de personas que apuestan todo por mejorar su condición económica.
La suma de una cuidada dirección de fotografía, colores vibrantes y una narrativa con toques de comedia y dramatismo, afirman el relato de manera interesante durante toda la trama, "Millonario" es buena y mala suerte, bendición y perdición igual a 0. Cero porque el caso, sin solución hasta 2025, no parece sumar ganancia para la familia.
La cinematografía nace de un arduo trabajo de investigación y esa humanidad y complicidad entre producción y protagonistas se plasma en pantalla. Los hermanos Isla afirmaron que "cada escena de esta película fue revivir lo que sucedió desde 2018".
"Millonario" no busca ser una lección moral, tampoco una apología a los juegos de azar. Es ante todo, una apuesta por contar una historia que abarca la riqueza y la pobreza más allá de lo material. Una película que aborda la superstición y la fe necesaria para continuar día a día.
