Jake Panek, alumno de cine en DePaul University en Chicago, no esperaba que un correo electrónico desatara tanta polémica. La universidad presentó un curso de “guion con inteligencia artificial” y, para él, fue demasiado.
Compartió su descontento en redes, frustrado por formar parte de un programa que, según su visión, traiciona la esencia del trabajo creativo.
No está solo en su postura. Para varios estudiantes, incorporar la IA al proceso creativo representa una tentación que podría socavar la verdadera esencia de narrar historias. “El cine exige esfuerzo y creatividad, el desafío es resolverlo por uno mismo, no delegarlo a una máquina”, advierte Panek.
Implementación de la IA en escuelas de cine
La School of Cinematic Arts de DePaul, reconocida por su nivel de excelencia, siempre se ha destacado por incorporar tecnología de punta. Hoy, con el respaldo de su decano y en colaboración con la Facultad de Informática, apuesta por integrar la IA en sus cursos.
El curso, a cargo del profesor Matthew Quinn, sigue el esquema tradicional de escritura de guion, pero con un giro. En cada etapa, desde los personajes hasta el step outline, los alumnos trabajan junto a ChatGPT. Según Quinn, la intención no es sustituir la imaginación, sino descubrir cómo la IA puede ofrecer enfoques distintos.
No obstante, la respuesta de los estudiantes ha sido más tibia de lo previsto. La inscripción ha sido escasa y el profesor reconoce que el curso podría no llegar a realizarse.
DePaul no es la única institución explorando la IA en el cine. La Universidad del Sur de California creó un laboratorio dedicado a “IA en medios y narrativa”, mientras que UCLA presentó un curso centrado en la creatividad asistida por IA. Incluso el American Film Institute ha promovido seminarios donde cineastas y artistas digitales discuten sus aplicaciones, según consignó Gizmodo.
El debate central gira en torno a si la IA servirá como apoyo al ingenio humano o terminará reemplazándolo. Por ahora, lo evidente es que la inteligencia artificial ha llegado al aula, impulsando una reflexión que podría cambiar la manera de entender la creación artística en el siglo XXI.
