Una linda sorpresa. Para la Navidad de 2016, John Fogerty recibió un regalo especial de su esposa, Julie: su guitarra Rickenbacker de 1969, que había perdido hacía mucho tiempo.
El instrumento le había acompañado durante los años de gloria de Creedence Clearwater Revival. Cuando lo utilizó para tocar clásicos de su propia autoría como «Proud Mary», «Fortunate Son» y «Have You Ever Seen the Rain» en escenarios de todo el mundo. Incluida una legendaria actuación en Woodstock. En esta nota, te contamos toda la historia.
Las tensiones dentro de Creedence Clearwater Revival
Entre 1969 y 1971, el grupo fue uno de los más populares de Estados Unidos, con la asombrosa cifra de 14 singles y cinco álbumes en el Top 10 en solo dos años. Sus canciones se convirtieron en la banda sonora de una época turbulenta, resonando en zonas de guerra, manifestaciones, bares y máquinas de discos de todo el país. Pero cuando CCR se disolvió en medio de amargas batallas legales y personales a principios de los años 70, Fogerty regaló la guitarra, símbolo tanto de su pasado como de su dolor. Al verla bajo el árbol de Navidad 43 años después, rompió a llorar. «Pero eran lágrimas de felicidad», le cuenta a PEOPLE. «Lloraba como un niño».
A pesar del enorme éxito mundial de Creedence, comenzaron a surgir tensiones cuando los demás miembros empezaron a resentirse por el papel desmesurado de Fogerty en sus logros. En 1971, su hermano Tom, guitarrista rítmico del grupo, abandonó la banda en malos términos. (Los hermanos permanecieron distanciados cuando Tom murió de sida, contraído a través de una transfusión de sangre, en 1990). El trío restante continuó brevemente antes de disolverse definitivamente un año después. Nunca volverían a actuar juntos.
Las heridas de John Fogerty
Cuando Fogerty se embarcó en su carrera en solitario, se vio rápidamente limitado por un estricto contrato con el sello discográfico de CCR, Fantasy Records, propiedad del ejecutivo Saul Zaentz. El acuerdo lo ataba a la compañía durante años y le daba a Fantasy el control sobre sus derechos de publicación, lo que significaba que Fogerty ya no era propietario de las canciones que había escrito. Las disputas sobre los derechos de autor y el control creativo se intensificaron hasta convertirse en una serie de demandas judiciales con Zaentz que tardarían décadas en resolverse.
Durante gran parte de este periodo, Fogerty se negó a tocar sus propios éxitos en directo, distanciándose de los dolorosos recuerdos que le traían y de la Rickenbacker que había utilizado para crearlos.
El regalo sorpresa
Durante los años siguientes, Fogerty comenzó a procesar las heridas que le había dejado la ruptura de CCR. Él atribuye a Julie un papel crucial en esa renovación. «Se había producido una especie de evolución. Es un testimonio de nuestra relación. Ella me había curado y yo ahora estaba listo para ser receptivo». Una vez que Fogerty comenzó a expresar abiertamente su deseo de recuperar su antiguo instrumento, Julie se puso a trabajar en secreto para localizarlo. «Luego lo puso debajo del árbol de Navidad. Desde entonces, muchas cosas han comenzado a abrirse y fluir».
El regalo marcó el comienzo de un alegre reencuentro con su historia, y Julie desempeñó un papel fundamental en esa curación. Actuando como mánager de su marido, ideó otra sorpresa que le cambió la vida: un acuerdo que permitió a Fogerty comprar el catálogo de CCR. Por primera vez en su vida, era propietario de los derechos de las canciones que ayudaron a definir el canon del rock “n” roll.
Esa victoria dio lugar a Legacy, un nuevo álbum en el que John Fogerty rehace literalmente su pasado desde un lugar de amor. Trabajando desde su estudio casero con sus hijos Shane, de 33 años, y Tyler, de 32, Fogerty revisó su catálogo de la época de Creedence utilizando su querida Rickenbacker.
Más que una catarsis musical, el proyecto se convirtió en una oportunidad para que Fogerty compartiera su legado directamente con sus hijos. «Cuando empezamos este disco, fue por insistencia de mi hijo Shane», dice. «Tocó algunos riffs de guitarra y fue maravilloso enseñarle cómo se hacían. Cuando escuchamos la nueva grabación en la televisión o la radio, me vuelvo hacia Shane y le digo: «¿Qué se siente al escucharte en la radio?». Es papá pasando el testigo musical. Es una sensación fantástica».
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