El 9 de agosto de 1980, ABBA alcanzó su octavo número uno en el Reino Unido con The Winner Takes It All, incluido en su álbum Super Trouper. Más que un éxito comercial, la canción se transformó en un símbolo de la vulnerabilidad y la madurez artística de la banda.
La inspiración surgió tras la separación y posterior divorcio de Agnetha Fältskog y Björn Ulvaeus, miembros y expareja dentro del grupo. Ulvaeus, atravesando un momento emocional complejo, plasmó en la letra su visión sobre el final de una relación: "Los dioses pueden tirar sus dados", escribió, en una composición nacida entre remordimientos y alcohol.
Aunque el músico aclaró años más tarde que "en nuestro divorcio no hubo ningún ganador", la conexión entre su historia personal y la narrativa de la canción fue inevitable para el público.
Una interpretación que definió la canción
El tema, escrito por Benny Andersson y Björn Ulvaeus, exigía una voz capaz de transmitir una carga emocional intensa. Fältskog, pese a su fragilidad en ese momento, asumió el reto y entregó una interpretación que muchos consideran la mejor de su carrera. Durante la grabación, la cantante dejó escapar lágrimas que acentuaron la autenticidad de la pieza.
El videoclip, dirigido por Lasse Hallström y filmado en el pueblo costero de Marstrand, mostraba a Fältskog como una esposa que llora el final de su matrimonio. Intercalaba imágenes en blanco y negro con momentos pasados del grupo, reforzando la narrativa de pérdida y nostalgia.
The Winner Takes It All: de éxito mundial a himno legendario
Lanzada en julio de 1980, The Winner Takes It All no solo lideró las listas británicas, sino que también se posicionó en el Top 10 de países como Bélgica, Irlanda, Suecia, Australia, México y Estados Unidos. Se convirtió en uno de los singles más vendidos de ABBA y en una pieza recurrente en el musical Mamma Mia! y su versión cinematográfica.
A lo largo de los años, ha sido reinterpretada por artistas como Meryl Streep, Il Divo, Cher y la banda McFly, además de aparecer en series como Glee y Better Call Saul. La fuerza de su letra y la honestidad de su interpretación han mantenido su vigencia más de cuatro décadas después.
En palabras de Ulvaeus, la canción "es ficción, pero refleja sentimientos muy reales". Esa combinación de realidad y dramatización es, quizá, la razón por la que sigue emocionando a millones de oyentes en todo el mundo.
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