En 1997, impulsada por el consejo de Nick Cave, Kylie Minogue decidió tomar control creativo de su trayectoria. Reunió a un grupo de productores con afinidad por la música electrónica y, por primera vez, participó activamente en la composición de un álbum: "Impossible Princess".
Aunque en su momento fue recibido con frialdad por la crítica y tuvo un desempeño comercial limitado, el tiempo le daría otra perspectiva a su legado. Años más tarde, tras una sucesión de éxitos, lanzó un recopilatorio que celebraba su carrera y coronó su trayectoria con una histórica actuación en Glastonbury. Convirtiéndose en el espectáculo más multitudinario del festival.
"Disco", el decimoquinto álbum de Kylie Minogue, la muestra retomando un rol central en la escritura de todas las canciones, reuniendo a colaboradores de antaño y sumando nuevas voces creativas. La propuesta respira el espíritu de los setenta, lo que ella describe como "grown up disco".
Un recorrido por "Disco" (2020) de Kylie Minogue
En el contexto de la pandemia, la artista se adentró en el uso de Logic Pro para trabajar desde su propio hogar, asumiendo por primera vez el papel de productora vocal. Y es precisamente en ese aspecto donde la obra cobra un carácter especial: su interpretación. A lo largo de 11 temas, Kylie transita con naturalidad entre atmósferas que evocan la mítica era de Studio 54. Mostrando un estilo refinado y entregando algunas de las composiciones más destacadas de su trayectoria reciente.
“Miss a Thing” despliega un elegante arreglo de cuerdas, bases disco-house y un coro envolvente que arrastra directamente a la pista. “Real Groove” deja chispazos que recuerdan a la sofisticación de Discovery, mientras que “Supernova” irrumpe como un tema arrollador que merecería convertirse en sencillo.
“Last Chance” se nutre del espíritu melódico de ABBA, aportando un toque nostálgico entre tanta euforia. Como en toda obra pensada para la celebración, resulta complicado separar las piezas del conjunto, y quizá eso explique la tibia acogida de sus sencillos: “Magic”, perfecto como carta de presentación. “Say Something”, que revela su encanto con el tiempo, y “I Love It”, digno de compartir espacio con los momentos más icónicos de "Fever".,
El álbum se despide con la chispa despreocupada de “Where Does the DJ Go?”. Un guiño evidente al legado de Sylvester, y con “Celebrate You”, que baja ligeramente las revoluciones pero deja abierta la invitación a pulsar play otra vez. Con el peso de una carrera ya afianzada, Kylie entrega uno de sus trabajos más brillantes, sin la urgencia de demostrar nada.
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