Este 31 de mayo se cumplen 77 años del nacimiento de John Bonham, el icónico baterista de Led Zeppelin, cuya potencia, precisión y creatividad redefinieron el rol de la batería en el rock. Apodado "Bonzo", su nombre es sinónimo de fuerza, virtuosismo y un estilo que ha inspirado a generaciones de músicos.
Nacido en 1948 en Redditch, Inglaterra, Bonham fue parte fundamental del sonido de Led Zeppelin desde su formación en 1968. Su participación fue clave en todos los discos del grupo, y su sello personal quedó grabado en temas como Whole Lotta Love, Black Dog y Kashmir. Su técnica, conocida como "hammer of the gods", combinaba brutalidad y musicalidad de forma única.
El corazón rítmico de Led Zeppelin
Bonham no solo marcaba el ritmo: lo convertía en una experiencia. Su energía en el escenario era descomunal, y su capacidad para improvisar en vivo dio a la banda momentos memorables. Uno de sus solos más emblemáticos, Moby Dick, se extendía por más de 15 minutos durante los conciertos, con pasajes interpretados solo con las manos.
Su estilo combinaba influencias del jazz y del blues con una potencia demoledora. Más allá de su técnica, era su sentido musical lo que lo hacía especial: podía llevar una canción al clímax con un simple redoble o darle profundidad con un groove preciso y elegante.
Una pérdida que marcó un antes y un después
El 25 de septiembre de 1980, John Bonham falleció a los 32 años por una intoxicación alcohólica. Su muerte puso fin a la carrera activa de Led Zeppelin, que decidió no continuar sin él. Desde entonces, la banda solo volvió a reunirse una vez, en 2007, para el concierto Celebration Day, con su hijo Jason Bonham en la batería.
Aquella noche fue un tributo cargado de emoción. Jason honró el legado de su padre con una interpretación respetuosa y poderosa, demostrando que el espíritu de Bonzo seguía presente sobre el escenario.
Una influencia que sigue vigente
El impacto de John Bonham sigue latente en bateristas de todo el mundo. Músicos como Dave Grohl (Foo Fighters), Chad Smith (Red Hot Chili Peppers) o Taylor Hawkins (QEPD) han citado a Bonham como su principal referente.
Su legado no se mide solo en velocidad o fuerza, sino en cómo logró que la batería fuera tan protagonista como la guitarra o la voz. Su forma de tocar no acompañaba: construía canciones.
