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Ernestina Pérez: ¿quién era la médica pionera cuya tumba fue profanada en el Cementerio General?

Pionera de la medicina en Chile y referente en salud pública y ginecología, Ernestina Pérez fue la segunda mujer en titularse como doctora en el país.

Ernestina Tumba Profanada
Archivo

La reciente profanación de una tumba en el Cementerio General, en medio de una serie de actos vandálicos que también afectaron al mausoleo de Salvador Allende, trajo de vuelta al presente el legado de una figura histórica de la medicina chilena: la doctora Ernestina Pérez Barahona, segunda mujer en obtener el título de médico en Chile y América Latina.

Nacida el 8 de agosto de 1868 en Valparaíso, Ernestina Pérez creció en una época donde el acceso de las mujeres a la educación superior era extremadamente limitado. Fue gracias al “Decreto Amunátegui” de 1877 —que permitió a las mujeres rendir exámenes profesionales— que Pérez pudo cursar estudios de Medicina en la Universidad de Chile. Se graduó como médico-cirujano el 10 de enero de 1887, apenas una semana después que Eloísa Díaz, su compañera y la primera doctora del continente.

Desde sus años universitarios, Ernestina demostró una brillante trayectoria académica, obteniendo varios premios y distinciones. Su tesis de grado, centrada en los “elementos de higiene popular”, abordó temas como la alimentación infantil, los efectos del tabaco, el cuidado de las embarazadas y la prevención de enfermedades infecciosas como la viruela y la tuberculosis, mostrando ya su compromiso con la salud pública.

Una de las primeras mujeres médicas del continente

En 1887, ante una epidemia de cólera que azotaba Valparaíso, Pérez puso sus conocimientos al servicio de la comunidad, lo que le valió el reconocimiento como “Ciudadana ilustre”. Ese mismo año obtuvo una beca estatal para perfeccionarse en el extranjero. A pesar de los obstáculos, logró estudiar en la Universidad Federico Guillermo de Berlín. Se convirtió en la primera mujer americana aceptada en esa institución, y luego continuó su formación en París y Londres.

Una de sus mayores contribuciones fue Lecciones de ginecología, un compendio basado en obras médicas traducidas por ella desde el francés, alemán, inglés e italiano. El manual logró poner el conocimiento al alcance de médicos y estudiantes chilenos. También participó activamente en organizaciones académicas y sociales, como la Cruz Roja y el Club de Señoras.

Ernestina Pérez falleció en 1951, dejando un legado que trasciende la medicina. La reciente violación de su sepultura ha generado indignación pública. No solo por el daño material, sino por la afrenta a una mujer que dedicó su vida al bienestar y la dignidad de otros. Su historia, sin embargo, permanece viva como testimonio del rol fundamental de las mujeres en la construcción del país.


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