El 7 de mayo de 1996, The Cure publicó Wild Mood Swings, su décimo álbum de estudio. El disco fue el segundo en una serie de lanzamientos separados por cuatro años, iniciada con Wish en 1992, y coincidió con un periodo turbulento para la banda liderada por Robert Smith.
Tras el éxito comercial de Wish, The Cure enfrentó una crisis interna que puso en duda su continuidad.
La salida del guitarrista Porl Thompson y del baterista Boris Williams, sumada al retiro temporal de Simon Gallup por motivos de salud, dejó al grupo reducido a dos miembros: Smith y Perry Bamonte. Pese al escenario adverso, lograron sostener el proyecto con el retorno de Gallup y la reincorporación del tecladista Roger O'Donnell.
El álbum también marcó el debut de Jason Cooper como baterista oficial. Aunque las sesiones de grabación incluyeron contribuciones de otros músicos que audicionaron durante la producción, y cuyos aportes se mantuvieron en la edición final.
Wild Mood Swings: un disco variado que desconcertó a los fans
Wild Mood Swings presentó un sonido ecléctico y menos uniforme que entregas anteriores. Incluyó temas oscuros como el fúnebre Want, junto con canciones de corte más lúdico y comercial como Mint Car, o influencias inesperadas como los ritmos latinos en The 13th.
Según la crítica especializada, el álbum intentó abarcar demasiados estilos sin una cohesión clara.
Varios temas abordaron la crítica al estilo de vida superficial de la cultura de clubes de los años 90, en canciones como Club America o la ya mencionada Want.
La estética visual del álbum también aportó un concepto llamativo: juguetes rotos representaban la identidad visual de los sencillos, con un payaso de cartón en la portada como símbolo principal.
Pese al esfuerzo creativo, la recepción del álbum fue tibia. Parte del público, especialmente los seguidores más ligados a la estética siniestra que caracterizó a The Cure en los 80, criticaron el giro estilístico. Algunos medios también lo calificaron como uno de los discos menos logrados del grupo.
A casi tres décadas de su lanzamiento, Wild Mood Swings continúa dividiendo opiniones. Para algunos, es un álbum fallido; para otros, un experimento que vale la pena redescubrir.