Una semana después del fallecimiento del papa Francisco, el Vaticano confirmó la fecha de inicio del Cónclave para elegir a su sucesor. Los más de 180 Cardenales se congregarán en la Capilla Sixtina desde el próximo 7 de mayo. Esto, siguiendo la tradición de esperar un mínimo de quince días y un máximo de veinte desde que el puesto queda vacante para que todos los votantes puedan asistir.
El anuncio marca el comienzo de un proceso histórico y secreto que capturará la atención de millones de católicos y observadores en todo el mundo. Pero, ¿cuánto tiempo suele durar un Cónclave y qué factores influyen en su extensión?
La duración del Cónclave
Cuánto va a durar el Cónclave es inherentemente impredecible y depende de la complejidad de las deliberaciones entre los cardenales electores. Históricamente, la extensión de estos encuentros ha variado considerablemente. Algunos han concluido en cuestión de días, mientras que otros se han prolongado durante semanas e incluso meses.
Históricamente, no existe un plazo fijo establecido por las normas canónicas para la elección de un nuevo Papa. El proceso se rige por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, que detalla los procedimientos a seguir. Los cardenales electores, encerrados en la Capilla Sixtina, realizan votaciones secretas hasta que un candidato obtiene una mayoría de dos tercios de los votos.
Los Cardenales pueden realizar cuatro escrutinios por día, dos en la mañana y dos en la tarde. Sin embargo, después de la 33ª o 34ª votación, en todo caso, se hará una segunda vuelta directa y obligatoria entre los dos cardenales que hayan obtenido mayor número de votos en la última votación. Como explica Vatican News, también en este caso siempre será necesaria una mayoría de dos tercios.
Como es de esperar, la rapidez con la que se alcanza este consenso depende de diversos factores. La existencia de facciones claras dentro del Colegio Cardenalicio, la presencia de candidatos con un fuerte apoyo inicial o, por el contrario, una fragmentación de preferencias, pueden influir significativamente en la duración del proceso. Debates teológicos, visiones diferentes sobre el futuro de la Iglesia y consideraciones geopolíticas también pueden alargar las discusiones.
Puede ser una cuestión de días
En el siglo XX y XXI, los Cónclaves han tendido a ser más breves. El Cónclave de 1978, que eligió a Juan Pablo II, duró apenas tres días. El que eligió a Benedicto XVI en 2005 se extendió por dos días, mientras que la elección del propio Papa Francisco en 2013 concluyó al segundo día. Esta relativa rapidez se atribuye a una mayor claridad en las preferencias de los cardenales y a la experiencia adquirida en procesos anteriores.
Sin embargo, la historia también recuerda Cónclaves más extensos, especialmente en siglos pasados, donde las intrigas políticas y las tensiones internas podían prolongar las deliberaciones. Aunque el ambiente actual busca ser estrictamente espiritual y centrado en la elección del pastor de la Iglesia Católica, la complejidad de los desafíos que enfrenta la institución podría llevar a debates más profundos y, potencialmente, a una duración mayor del Cónclave que está por comenzar.