El Festival de Viña del Mar 2025 se alista para una nueva edición, la primera de cuatro que serán producidas por Bizarro y Megamedia. El histórico festival de la Quinta Vergara ha recibido a artistas de la talla de Sting y Morrissey, pero el presupuesto siempre es un limitante al momento de escoger a las figuras que atenderán.
"Es muy fácil que se te vaya de las manos el presupuesto en Viña al pedir hotelería, producción, distintas cosas", comentó Rodrigo Norambuena, uno de los directores del evento en una reciente entrevista con Culto de La Tercera.
La nueva organización se fijó como meta que el Festival genere cifras positivas, un contraste con la tendencia que se acarrea hace varios años. Una de las estrategias más exitosas para eso es la monetización de los derechos de transmisión. "Nosotros hoy día vendimos los derechos internacionales a Disney, que los compró para transmitir por streaming. Ya hay una venta de algo que no se vendía", explicó. Además, tomaron la decisión de no regalar entradas, asegurando que incluso los ejecutivos de Mega y los organizadores debieron comprarlas.
La dificultad de traer a Adele a Viña
Cada año, los fanáticos sueñan con la presencia de estrellas internacionales de la talla de Adele en la Quinta Vergara. Sin embargo, según los organizadores, su participación sería financieramente inviable. "Sólo Adele cuesta lo que cuestan los 16 artistas que vienen, incluyendo los humoristas", reveló Norambuena.
"Alguna vez estuvimos en conversaciones con ella, hace unos años, y por un Estadio Nacional… cobraba 4 o 5 millones de dólares", agrega Daniel Merino. En contraste, el Festival completo tiene un presupuesto de 8.5 millones de dólares.
Cambios en la animación y el humor
En cuanto a la conducción, Karen Doggenweiler es la apuesta fija para los próximos cuatro años, mientras que la continuidad de Rafael Araneda aún está en evaluación debido a su residencia en EE.UU. y su vínculo con Mega.
En el humor, el Festival ha apostado por una nueva generación de comediantes, como Edo Caroe y Chiqui Aguayo, buscando renovar la oferta y dar espacio a nuevos talentos. "Queremos mantener el equilibrio entre los artistas históricos y los emergentes", señaló Merino.
Así, el Festival de Viña 2025 se perfila como un evento que, más allá de los nombres que integran su parrilla, sigue consolidándose como un modelo de negocio sólido y rentable, con un crecimiento constante en auspicios y ventas de entradas.
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