En la búsqueda constante por una figura perfecta y un estilo de vida saludable, la alimentación se convierte en un pilar fundamental. Más allá de qué comemos, cuándo comemos podría ser igual de importante, especialmente si buscas perder peso. La pregunta recurrente es: ¿existe un horario ideal para almorzar que nos ayude a alcanzar nuestros objetivos?
Según la dietista Lena Bakovic, la clave no reside solo en la composición del almuerzo, sino en cómo sincronizamos nuestras comidas con nuestro reloj biológico. "Si alguien se despierta a las 7 a. m. y come un desayuno rico en nutrientes a las 8 a. m., entonces es probable que se familiarice con sus señales de hambre aproximadamente cuatro a cinco horas después, entre las 12 y la 1 p. m.", explica Bakovic. Este rango horario, entre las 12.00 y las 13.00 horas, se perfila como el momento óptimo para el almuerzo, según los expertos.
Almorzar tarde: un desafío para el metabolismo y el azúcar en sangre
¿Qué ocurre cuando retrasamos el almuerzo más allá de este horario recomendado? Comer tarde puede dificultar la capacidad del cuerpo para metabolizar los alimentos de manera eficiente.
Un estudio publicado en la revista Nutrients reveló que las personas que almuerzan alrededor de las 16.30 horas tienden a experimentar niveles de azúcar en sangre inestables a lo largo del día.
Esta inestabilidad retrasa la transformación de los carbohidratos en energía, lo que podría afectar negativamente nuestros niveles de energía y nuestro metabolismo en general.
Además, retrasar el almuerzo puede generar un efecto dominó en nuestros hábitos alimenticios.
Según Bakovic, "es posible que comer un almuerzo más temprano, poco después del desayuno, contribuya a tener más hambre más tarde en el día y antes de la hora de la cena. Esto puede llevarnos a comer bocadillos que no son tan saludables".
Este patrón puede derivar en saltarse la cena o recurrir a snacks poco nutritivos antes de dormir, desequilibrando aún más nuestra alimentación.
La hora del almuerzo afecta el metabolismo y el control del peso | Getty Images
Ritmos circadianos y alimentación: una sincronía clave
Comer a deshoras no solo dificulta la pérdida de peso, sino que también puede alterar nuestros ritmos circadianos, los ciclos naturales de nuestro cuerpo que regulan funciones como el sueño y el apetito.
"Así como los ciclos de sueño y vigilia son constantes e importantes para que nuestros cuerpos se sientan sincronizados día a día, lo mismo puede decirse de nuestras comidas", afirma Bakovic a Real Simple.
Mantener un horario de comidas regular, incluyendo un almuerzo temprano, contribuye a sincronizar nuestro reloj biológico y optimizar el funcionamiento de nuestro organismo.