El nadador nacional Alberto Abarza hizo historia este miércoles para el deporte paralímpico chileno al ganar la medalla de oro en los Juegos de Tokio 2020, luego de adjudicarse la final de los 100 metros espalda de la categoría S2.
En una reñida definición en el evento multideportivo más importante del planeta, el deportista de 36 años se impuso con un crono de 2 horas y 40 segundos. La presea de plata fue para el brasileño Araujo dos Santos y cerró el podio el ruso Vladimir Danilenko.
Recordar que el Premio Nacional del Deporte en 2018 había clasificado a la final como el vencedor de la serie 1 con el segundo mejor tiempo de la fase previa (2’02”28).
Abarza se subió al podio a recibir su medalla como el mejor de los 100 metros espalda de la categoría S2 y entonó emocionado el Himno Nacional.
Esta es la segunda presea de oro ganada por Chile en un Juego Paralímpico luego de lo realizado por Cristián Valenzuela en el atletismo de Londres 2012.
"Me siento viviendo un sueño. Esto es un camino de muchos años"
Luego de la prueba y con la medalla dorada en su poder, Abarza declaró al Comité Paralímpico de Chile que “me siento viviendo un sueño que partió cuando tenía dos años cuando ingresé a la piscina de la Teletón. Coronarlo así con el apoyo de todo Chile, de mi familia. Estoy muy feliz”.
En cuanto a lo vivido en la definición, el deportista nacional indicó que “me dolió muchísimo. Sabía que tenía que apretar y no volverme loco los primeros metros. Es difícil enfocarse porque uno cree que va lento, pero los primeros 15 metros iba rápido y a la vuelta me dolió como nunca”.
Respecto a la dura lucha en el final con el brasileño, el nadador señaló que “iba apretando y veía las gotitas de agua que salpicaban y sabía que estábamos cerca y ya cuando vi el marcador en la piscina sabía que quedaban unos siete metros y ahí, en esos últimos metros me dolió la vida, pero dije ‘quedan ocho metros y se acaba esto’ así que le dimos con todo”.
Además, el ganador de tres oros en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 apuntó que “siempre soñé con cantar el himno y para cantarlo había que ganar la medalla”.
Para terminar, Alberto Abarza dijo que “esto es un camino largo de muchos años. No es llegar y estar en unos juegos. Es mucho sacrificio, todos los días a las cinco de la mañana meterse al agua helada, pero valió la pena y eso es lo más lindo que rescato de esto (…) Lo que le digo a todos es que los sueños están para cumplirse. Con trabajo se puede lograr cualquier cosa, hasta lo imposible. Es proponérselo. Nada es imposible”.