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La historia del encuentro entre Violeta Parra y Pablo Neruda

Violeta Parra sorprendió a todos los intelectuales en la fiesta de Neruda en su casa de La Reina, a la que asisitió con su hermano Nicanor.

Violeta Parra web

El 12 de julio de 1953, ocurrió un encuentro entre tres grandes de las artes de Chile. Nicanor Parra llevó a su hermana Violeta a conocer al premio Nobel de literatura, Pablo Neruda.

Nicanor fue invitado a una fiesta a la casa de Neruda, con quien mantenía una rivalidad amistosa. Los hermanos Parra llegaron a una las casas del poeta llamada “Michoacán”, ubicada en La Reina, para los festejos de su 49° cumpleaños.

Según relata Víctor Herrero en su biografía "Después de vivir un siglo" (2017) , Neruda invitó a Nicanor, quien llegó con una entonces desconocida Violeta Parra y ella llevó su guitarra.

La cantante se sentó bajo un frondoso castaño y comenzó a entonar viejas canciones del campo que había recopilado recientemente y también sus propias composiciones. Esto, relata Herrero, dejó sorprendidos a los invitados, intelectuales, poetas, periodistas y dirigentes del Partido Comunista.

En el momento en que Violeta tocó “La Juana Rosa”, una de sus canciones recientes, en la que una madre de campo aconseja a su hija buscar marido, descolocó a los intelectuales que presenciaron esto. “A oídos de la intelectualidad se trataba de algo exótico, nunca antes escuchado, aun cuando proviniera y se inspirara en los cantos tradicionales todavía cultivados entre los peones e inquilinos de los fundos cercanos a Santiago”, relata Herrero.

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El periodista José Miguel Varas, quien presenció esto, escribió: “Al pie de uno de los altos castaños estaba sentada una mujer de pelo oscuro, de rostro popular, sin maquillaje, ‘vestida de pobre’. Aquella mujer se puso a rasguear la guitarra sin ceremonia ni aviso previo y rompió a cantar. No miraba a los oyentes, que pronto formaron un círculo en torno a ella. Tocó un vals campesino que producía tal fascinación y tan sobrecogedora tristeza que todos quedaron como en suspenso. Aquella voz cruda y tan campestre, desabrida y muy musical al mismo tiempo, no parecía una interpretación, sino la cosa misma”, según consignó Culto.

Aída Figueroa, militante comunista, recordó el encuentro en el perfil "Violeta Parra: la violenta Parra”, de la periodista Sabine Drysdale. "Había cosas en las que ella ponía una verdadera preocupación. Lo mismo que como guitarrista, que era excelente. Neruda se dio cuenta quién era la Violeta, la presentó como una gran artista. Pero no se contaba con la Violeta para actos partidarios. Ella no era militante”, relató.

 


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