Entre México y el sudoeste de Estados Unidos vive un particular animal, se trata de las lagartijas cola de látigo, que se las arreglan solas para tener descendencia, es decir: no necesitan un macho para reproducirse.
¿Cómo es eso posible? Se trata de una concepción virginal llamada partenogénesis, y es la respuesta de la naturaleza a la ausencia de machos en la especie. En palabras simples practican sexo lésbico. Una de ellas con una inyección progesterona, hace de macho y monta a la otra, a la vez. Aparentemente, un acto sexual sin fines reproductivos. No obstante, estudios científicos han demostrado que las hembras montadas son más fértiles que las célibes.
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Este acto sexual viene de herencia, son comportamientos reminiscentes de sus antecesores. Aunque es poco común entre vertebrados, animales como los dragones de Komodo y ciertos tiburones martillo también pueden reproducirse en ausencia de macho.